Desde Marte el vehículo explorador Curiosity ya llevaba un tiempo sin sorprendernos y hoy nos ha enviado una fotografía que muestra algo que aún no ha encontrado una explicación por parte de los científicos de la NASA. Se trata de un extraño objeto brillante que se ha encontrado en mitad del suelo marciano, en medio del polvo y la arena de aquellas áridas llanuras.
Un diminuto brillo se ha detectado en una imagen captada por una de las cámaras del Curiosity e inmediatamente se ha dado orden desde el control de la misión de detener el paseo por las arenas del planeta rojo para realizar nuevas fotografías que ayuden a determinar la naturaleza de tan peculiar objeto.
Una de las primeras posibles explicaciones que han barajado los expertos, y que seguro también ha pasado por tu mente, es que se trate de alguna pieza desprendida del propio Curiosity, aunque la forma del objeto no se asemeja demasiado a algo identificable que pueda coincidir con algún tornillo o similar. Por el momento toca esperar a nuevas fotografías con mayor detalle para salir de dudas.
La foto más famosa de nuestro planeta, la llamada “Canica Azul” (Blue Marble), ya tiene una sustituta. Si esta era un puzzle de distintas fotografías hasta conseguir una visión de conjunto de la Tierra ahora hablamos de una imagen realizada en una única toma, con lo que además se convierte en la fotografía de nuestro mundo con una mayor resolución. Ocupa 121 megapíxels, equivaliendo cada uno de ellos a casi un kilómetro.
La fuente de esta fotografía planetaria no es ni la NASA ni la ESA.
Las agencias espaciales estadounidense y europea no han podido arrogarse el mérito, ha sido Rusia quien se ha adelantado (como en los inicios de la carrera espacial) al hacer la foto con su satélite meteorológico Elektro-L, que por cierto, tiene nombre de juguete setentero de iniciación a la electrónica recreativa.
El satélite Elektro-L está situado en órbita geostacionaria (la famosa órbita Clarke, en memoria del escritor de ciencia ficción, divulgador científico e ingeniero que la calculó) enviando imágenes cada media hora a través de una conexión con el control de tierra de ancho de banda variable entre 2,5 y 16,3 Megabits por segundo.
La imagen resultante (y el vídeo del hemisferio norte que tienes a continuación) combinan cuatro tipos de onda de luz, tres visibles y una infrarroja. Lo que ves en color naranja es vegetación.
El proceso de obtención de estas fotografías y vídeo es a fin de cuentas una simulación de una fotografía convencional de tres colores rojo-verde-azul. El infrarrojo cercano es un indicador de la presencia de vegetación debido a que las plantas reflejan ese tipo de radiación casi tan bien como el color verde.
La foto más famosa de nuestro planeta, la llamada “Canica Azul” (Blue Marble), ya tiene una sustituta. Si esta era un puzzle de distintas fotografías hasta conseguir una visión de conjunto de la Tierra ahora hablamos de una imagen realizada en una única toma, con lo que además se convierte en la fotografía de nuestro mundo con una mayor resolución. Ocupa 121 megapíxels, equivaliendo cada uno de ellos a casi un kilómetro.
La fuente de esta fotografía planetaria no es ni la NASA ni la ESA.
Las agencias espaciales estadounidense y europea no han podido arrogarse el mérito, ha sido Rusia quien se ha adelantado (como en los inicios de la carrera espacial) al hacer la foto con su satélite meteorológico Elektro-L, que por cierto, tiene nombre de juguete setentero de iniciación a la electrónica recreativa.
El satélite Elektro-L está situado en órbita geostacionaria (la famosa órbita Clarke, en memoria del escritor de ciencia ficción, divulgador científico e ingeniero que la calculó) enviando imágenes cada media hora a través de una conexión con el control de tierra de ancho de banda variable entre 2,5 y 16,3 Megabits por segundo.
La imagen resultante (y el vídeo del hemisferio norte que tienes a continuación) combinan cuatro tipos de onda de luz, tres visibles y una infrarroja. Lo que ves en color naranja es vegetación.
El proceso de obtención de estas fotografías y vídeo es a fin de cuentas una simulación de una fotografía convencional de tres colores rojo-verde-azul. El infrarrojo cercano es un indicador de la presencia de vegetación debido a que las plantas reflejan ese tipo de radiación casi tan bien como el color verde.
El Observatorio Dinámico Solar han recogido una enorme sombra muy próxima al astro rey que parece estar unida al mismo con una especie de cordón umbilical. Podria ser un ET con una nave espacial que funciona por energía solar mediante y no sería una nave pequeña porque el objeto, según se ha calculado, tendría el tamaño de Júpiter.
Cuando se habla de OVNI tendemos a pensar en marcianitos verdes pero literalmente son las siglas de objeto volante no identificado. Desde ese punto de vista estricto junto al Sol hay un enorme OVNI.
Pero no empecemos a temer una inminente invasión espacial estilo peli de Rolando Emmerich, no hay indicios de que se trate de una Estrella de la Muerte sino que lo más probable es que se trate de cavidad de corona enlazada con un filamento.
La razón de que aparentemente un filamento procedente de la combustión gaseosa del Sol aparezca como una sombra se debe a que su temperatura es muy inferior con respecto a la del resto de la estrella, según Alex Young, del Departamento de Heliofísica del Centro Goddard de la NASA.
Arthur C. Clarke escribió en 1948 un relato titulado “El centinela” que anticipaba la base de lo que posteriormente se convertiría en el guión de “2001, una odisea del espacio“, escrito a medias con el director de la película homónima, Stanley Kubrick.
En dicho relato el protagonista descubría en un escarpado repecho montañoso de la Luna una pirámide rodeada de un campo de fuerza que al atravesarlo disparaba una alarma, una señal enviada a una antiquísima civilización que millones de años atrás pasó por este rincón del Universo y como sistema de alerta por si alguna vez del fango primigenio de la Tierra salía alguna forma de vida inteligente decidió colocar un “detector” no en la superficie del planeta, donde podría ser activado de manera accidental, sino en nuestro satélite, al que llegaríamos si alguna vez aquí se desarrollaba una forma de vida que fuera inteligente y capaz de alcanzar un grado de avance tecnológico que le permitiera salir del planeta y además fuese tan civilizada como para emplear ese nivel tecnológico para el viaje interplanetario en vez de para la autodestrucción.
Por eso ahora hay científicos que abogan por la búsqueda de artefactos alienígenas en la Luna.
Paul Davis es profesor de la Universidad Estatal de Arizona, físico teórico y astrónomo y actualmente trabaja en el campo de la Astrobiología. Robert Wagner (nada que ver con el actor) es un investigador en el Centro de Exploración de la Tierra y el Espacio, y ambos han publicado de forma conjunta un texto en el que piden que se investigue la posible presencia de artefactos alienígenas en nuestro satélite.
La justificación para esta petición se basa en que en lugar de rastrear señales de radio, que según estos investigadores es un proceso con pocas probabilidades de éxito, sería más sencillo buscar pruebas tangibles del paso de alguna civilización alienígena por nuestro sistema solar, lo que de encontrarse causaría además un gran impacto.
Proponen que el LRO (Orbitador de Reconocimiento Lunar) en su trabajo de cartografiado fotográfico de nuestro satélite configure una base de datos que permita esta búsqueda arqueoalienígena.
Con más de 340.000 imágenes tomadas hasta ahora (y pronto superarán el millón) gracias al procesado múltiple mediante ordenador y con la participación de distintos analistas a través de la participación colaborativa desinteresada se podría analizar la posible existencia de estructuras artificiales en la Luna.
En el proceso saldríamos ganando de igual manera aunque finalmente no se logre encontrar nada que indique que ET pasó por allí debido a todo lo que aprenderíamos de la superficie de nuestro satélite.
Davisy Wagner opinan que de haber algún vestigio estaría bastante bien preservado debido a la escasa actividad existente en la Luna. ?[Science Direct]
Arthur C. Clarke escribió en 1948 un relato titulado “El centinela” que anticipaba la base de lo que posteriormente se convertiría en el guión de “2001, una odisea del espacio“, escrito a medias con el director de la película homónima, Stanley Kubrick.
En dicho relato el protagonista descubría en un escarpado repecho montañoso de la Luna una pirámide rodeada de un campo de fuerza que al atravesarlo disparaba una alarma, una señal enviada a una antiquísima civilización que millones de años atrás pasó por este rincón del Universo y como sistema de alerta por si alguna vez del fango primigenio de la Tierra salía alguna forma de vida inteligente decidió colocar un “detector” no en la superficie del planeta, donde podría ser activado de manera accidental, sino en nuestro satélite, al que llegaríamos si alguna vez aquí se desarrollaba una forma de vida que fuera inteligente y capaz de alcanzar un grado de avance tecnológico que le permitiera salir del planeta y además fuese tan civilizada como para emplear ese nivel tecnológico para el viaje interplanetario en vez de para la autodestrucción.
Por eso ahora hay científicos que abogan por la búsqueda de artefactos alienígenas en la Luna.
Paul Davis es profesor de la Universidad Estatal de Arizona, físico teórico y astrónomo y actualmente trabaja en el campo de la Astrobiología. Robert Wagner (nada que ver con el actor) es un investigador en el Centro de Exploración de la Tierra y el Espacio, y ambos han publicado de forma conjunta un texto en el que piden que se investigue la posible presencia de artefactos alienígenas en nuestro satélite.
La justificación para esta petición se basa en que en lugar de rastrear señales de radio, que según estos investigadores es un proceso con pocas probabilidades de éxito, sería más sencillo buscar pruebas tangibles del paso de alguna civilización alienígena por nuestro sistema solar, lo que de encontrarse causaría además un gran impacto.
Proponen que el LRO (Orbitador de Reconocimiento Lunar) en su trabajo de cartografiado fotográfico de nuestro satélite configure una base de datos que permita esta búsqueda arqueoalienígena.
Con más de 340.000 imágenes tomadas hasta ahora (y pronto superarán el millón) gracias al procesado múltiple mediante ordenador y con la participación de distintos analistas a través de la participación colaborativa desinteresada se podría analizar la posible existencia de estructuras artificiales en la Luna.
En el proceso saldríamos ganando de igual manera aunque finalmente no se logre encontrar nada que indique que ET pasó por allí debido a todo lo que aprenderíamos de la superficie de nuestro satélite.
Davisy Wagner opinan que de haber algún vestigio estaría bastante bien preservado debido a la escasa actividad existente en la Luna.
Hoy hace 50 años que un ser humano salió por primera vez al espacio. Lo que hasta ese día, 12 de abril de 1961, pertenecía al territorio de la imaginación, Yuri Alexeievich Gagarin fue el primero en vivirlo y volver para contarlo. Tan solo 4 años antes (¡cuatro años!) el Sputnik había sido el primer objeto humano colocado en órbita y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas mojaba la oreja a la NASA y a los Estados Unidos de América en la incipiente carrera espacial. Un duelo que finalmente vencieron los norteamericanos cuando llevaron (y trajeron de vuelta sanos y salvos) un par de hombres a la Luna en 1969.
Y no estamos hablando de civilizaciones alienígenas que comparten el Universo con nosotros sino a que la Tierra no cuenta con un único satélite como hasta ahora creíamos.
Científicos de la Universidad de Cornell han detectado que pequeños asteroides son capturados ocasionalmente por la Tierra y nos acompañan durante breves periodos de tiempo ocupando una órbita y acompañando temporalmente a nuestra vieja y querida Luna.Durante todo un año en 2006 la Tierra tuvo un compañero de titanio de unos pocos metros de diámetro que orbitó nuestro planeta como una segunda luna. Y ni fue la primera ni será la ultima vez.
Al parecer sucede con cierta frecuencia que el campo gravitatorio terrestre captura pequeños asteroides que durante periodos variables se convierten en lunas temporales y secretas. Secretas porque hasta el momento desconocíamos que venían con nosotros a través de nuestra singladura espacial.
Estas lunas de temporada tienen una estancia orbital entre unos pocos días y varios meses, en torno a un año, y después se desprenden del tirón gravitatorio terrestre y continúan su viaje por el Universo. Ahora que los astrónomos de Cornell han facilitado esta información, fruto de sus concienzudos estudios, los astrónomos aficionados podrán dedicarse a rastrear estas pequeñas y fugaces lunas que se nos van acoplando y como siempre en estos casos contribuir a que sepamos aún más de lo que nos rodea.
El próximo martes 12 de abril se cumplirán 50 años desde que Yuri Gagarin realizará uno de los viajes más importantes de la humanidad. Se convertiría en el primer cosmonauta de la humanidad, recordad que los astronautas son los americanos y los cosmonautas los rusos.
No tiene una pinta muy amenazadora porque la imagen en tonos de grises y tremendamente pixelizada corresponde con la fotografía que pudo captar en 2010 el telescopio de Monte Arecibo en Puerto Rico y no es de mucha calidad.
Pero se llama 2005 YU55, mide unos 400 metros de diámetro y pasará más cerca de la Tierra de lo que está la propia Luna el 8 de noviembre, dentro de apenas 6 días. Ese día el meteorito pasará a tan solo 324.600 kilometros de la Tierra.
La Luna se encuentra a una distancia media de 384.000 kilómetros, por lo que estará más cerca de nosotros que nuestro propio satélite natural. No corremos peligro pero siempre incomoda saber que una piedra tan grande pasa tan cerca de nosotros. La trayectoria del 2005 YU55 es bien conocida por los astrónomos que coinciden en que no hay error posible e los cálculos que indican que pasará a la suficiente distancia como para que no corramos ningún riesgo.
Tampoco tendrá mayor impacto efecto gravitatorio sobre la Tierra debido a su pequeño tamaño, así que no hay que temer movimientos extraños en las placas tectónicas, mareas, volcanes, terremotos, etc.
Este meteorito volverá a pasar cerca de nosotros para el año 2028, esperemos que de nuevo sin consecuencias más allá del aluvión de fotos del asteroide con que los astrónomos inundarán Internet en los próximos días.
La papa peruana será cultivada de forma experimental en el espacio, para desarrollar un tipo de "papa espacial" que sea más productivo en condiciones de gravedad cero.
La curiosidad humana no tiene límites y si hay un mundo todavía casi por descubrir este es el desconocido espacio exterior que tenemos sobre nuestras cabezas. ¿Y qué necesitaríamos para acercarnos más al mismo? Pues una buena nave espacial que nos lleve de galaxia en galaxia, algo como el USS Enterprise NCC-1701 pero en versión Bus Turístico… o de momento quizá algo más realista de conseguir, un mega-telescopio.
Este es el vídeo oficial en el que el ESO (Observatorio Europeo del Sur) nos presenta su futuro proyecto, llamado a ser el nuevo referente entre los telescopios del mundo, y que pronto se convertirá en el mayor “ojo humano” construido que jamás oteó el cielo estrellado: el E-ELT, el Telescopio Europeo Extremadamente Grande.
Aunque lo “Telescopio Europeo Extremadamente Grande” parezca un nombre algo rimbombante este deriva directamente de las siglas anglosajonas (E-ELT = European Extremely Large Telescope). Este telescopio de tecnología óptico / infrarrojo contará con un espejo de 42 metros de diámetro (construido a partir de la unión de varios centenares de unidades hexagonales) y será de largo el mayor de todos los que existen hasta la fecha. En realidad existió un proyecto para llegar a los 100 metros de diámetro pero su excesiva complejidad y coste (1.500 millones de euros) hicieron que el ESO se decantara por este modelo de menor calado y “solo” 960 millones de euros de coste estimado de construcción.
El E-ELT podrá observar el universo con un detalle incluso mayor que el proporcionado por el Telescopio Espacial Hubble, y su gran espejo hará posible “el estudio las atmósferas de planetas extrasolares, así como el estudio de esos planetas en sí, de los discos protoplanetarios exteriores al Sistema Solar, de la energía oscura y de la formación de galaxias.” (Wikipedia dixit).
Aunque las Islas Canarias fueron hasta el último momento una de las sedes candidatas para albergar el proyecto, finalmente el E-ELT se ubicará en la zona de Cerro Armazones en Chile (sí, fuera de Europa), que emplazará esta espectacular mega estructura de 5000 toneladas de peso y 80 metros de altura. Un telescopio que por allí el 2016 (fecha estimada de conclusión de las obras) nos permitirá leer la matrícula de las naves espaciales de los invasores a millones de kilómetros de distancia. Quizá no sabremos cómo defendernos de ellos, pero así al menos podremos maldecir a sus congéneres mirando en la dirección correcta de dónde llegaron.
Los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) han permitido observar que la superficie terrestre ha sufrido un desplazamiento de 2,5 metros en dirección este tras el terremoto de magnitud nueve que azotó Japón a inicios de marzo. El terremoto también causó el hundimiento de de la costa oriental de la isla Honsh?, la más grande del archipiélago japonés.
Ir de viaje a la Luna durante unos pocos días no es excusa para despreciar el contro aduanero de un país.
De manera que cuando los astronautas el programa Apollo abandonaron nuestro planeta para dirigirse a nuestro satélite tuvieron que rellenar idénticos formularios de aduanas como los del resto de turistas que desde USA viajaban a otros lugares del mundo.
No os perdáis el itinerario de vuelta: Salida desde la Luna / Llegada a Honolulu, Hawaii, USA. Y aún hay más.
Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, como funcionarios de Estados Unidos de América podrían escapar de la gravedad terrestre, pero no de su burocracia.
Ante la pregunta rutinaria “¿algo que declarar?” el manifiesto de trayecto especifica “muestras de polvo lunar y rocas lunares”. Se dejaba la puerta abierta a lo que hasta ese momento era una incógnita, la cuestión de si podrían traer consigo desde la Luna algún germen, bacteria, virus o polizón no deseado. Se zanjaba con un “por determinar” la pregunta “cualquier otra condición a bordo susceptible de propagar una enfermedad“.
Y nunca lo habíamos visto así. Lo habíamos fotografiado desde telescopios pero nunca antes una sonda había orbitado el planeta más cercano a nuestro Sol y nos había enviado una fotografía tan detallada.
Se trata del satélite UARS1, 6 toneladas de maquinaria destinada a investigar las capas altas de la atmósfera y que tras haber cumplido su misión pierde su órbita hasta reentrar en la atmosfera terrestre. El problema es que las altas temperaturas provocadas por la fricción en su reentrada no conseguirán desintegrarlo por completo y habría unas 26 piezas que podrían sobrevivir. Hasta hace poco no se sabía con certeza sobre qué parte de la Tierra caerían los restos mañana viernes. Hoy ya tenemos más detalles.
La NASA estima que hay 1 posibilidad entre 3.200 de que alguna de las piezas que sobrevivan a la reentrada termina impactando contra la cabeza de alguien, pero más vale prevenir.
De todas maneras para todos aquellos que prefieran estar a salvo y también para los que vivan cerca de donde finalmente vaya a caer el UARS (parece que será cerca de Nueva Zelanda) hay un par de páginas web donde se puede efectuar un seguimiento del descenso del satélite.
Si tienes la suerte de vivir cerca podrás elevar la mirada al cielo (o hacer unas cuantas fotos o grabar un vídeo y nos lo mandas) para contemplar la lluvia incandescente de materiales del satélite. La NASA mantiene una página web con actualizaciones periódicas sobre el posicionamiento del satélite y también puedes hacerlo através de la web Heavens Above.
La Wikipedia, esa “enciclopedia en línea” en constante crecimiento, constituye una buena fuente de información a la que cada vez acude más gente, y muchos ya la prefieren a los motores de búsqueda más usuales como son Google y el controvertido Bing.
La NASA acaba de dar a conocer la existencia de ese planeta que tiene una curiosa particularidad, la de asemejarse al hogar de Luke Skywalker, el planeta Tatooine con sus dos soles inmortalizados en Star Wars.
Kepler 16b orbita en torno a un sistema binario, es decir, de dos estrellas. Una de las dos estrellas orbita en torno a la otra y Kepler16b orbita en torno a las dos. Kepler 16b es un planeta frío y gaseoso que dista 4o millones de años luz de la Tierra.
Si algún día podemos llegar allí podremos ser testigos de crepúsculos tan espectaculares como los que contemplaba un melancólico granjero de un remoto planeta en “La guerra de las galaxias”.
En realidad tendríamos que contemplarlo desde alguna nave en órbita en torno a Kepler 16b porque como hemos dicho es un planeta gaseoso y no podremos aterrizar en su supericie, con lo que esto va a ser ya muchas órbitas seguidas: de una estrella en torno a la otra, del planeta en torno a ambas, de nuestra nave en torno al planeta Pero esta noticia abre las puertas a que en el futuro se sigan encontrando más planetas de este tipo que permitan albergar la (nueva) esperanza de emular algún día a Carrie Fisher y su doble en “El retorno del Jedi” y tomar el sol bajo dos soles.
Hasta ahora son ya en torno a 2.500 los planetas que se han descubierto fuera de nuestro sistema solar, aunque pocos serán tan espectaculares como este en el que, además, se produce un eclipse de los dos soles cada 41 días.
Actualmente para detectar un tsunami se usan dos instrumentos: Boyas submarinas y sismógrafos. Con ellos se puede alertar a la población, con pocos minutos de antelación, sobre la inminente llegada de un Tsunami. Esta forma de “predicción de Tsunami” tradicional, activa de forma automática una alarma cuando se produce un movimiento telúrico mayor a 6.5 grados, en áreas costeras. Sin embargo, no hay certeza de que el Tsunami se produzca o no… Es más que todo una medida precautoria.
Las espectaculares fotografías que aquí podéis ver corresponden al Festival Mundial de globos aerostáticos de Lorraine 2011 (doceava edición) celebrado el pasado mes de Julio, y en el que se intentó (parece que con éxito) batir el récord mundial de despegue simultáneo de globos aerostáticos.
343 globos fueron al final los que despegaron desde el aeródromo de Chambley-Bussières, llenando durante unas horas de manchas multicolores el cielo de esta localidad francesa, muy cercana a Metz y a la frontera luxemburguesa.
Aunque no está confirmado de manera oficial, con los 343 globos el festival rompió su propio récord del año 2009 en el que 329 tripulaciones consiguieron despegar.
Esta mega reunión de globos tuvo lugar entre el 22 y el 31 de Julio del pasado mes, y de acuerdo con los organizadores del festival “1032 conductores de 48 nacionalidades distintas, 2.672 miembros de la tripulación, 174 empresas patrocinadoras, 195 voluntarios y de cerca de 400 periodistas acreditados” estuvieron involucrados en el evento de este año.
Hasta la edición de este artículo todo parece indicar que sí, sin trampa: se han encontrado fuertes evidencias de vida extraterrestre. No la vida basada en arsénico, los llamados extremófilos, que un científico de la propia NASA encontró recientemente en nuestro planeta (y que Wikileaks iba a destapar si no se daban prisa). Pero al final la misma NASA la desmiente.
Siete millones de kilómetros más tarde de su último despegue, el Atlantis aterrizó en el Centro Espacia Kennedy de Florida concluyendo así el programa de trasbordadores espaciales de la NASA.
Su última misión consistió entre otras cosas en llevar un abundante suministro a la Estación Espacial Internacional que desde ahora tendrá que conformarse con las Soyuz, de menor capacidad. Terminan 26 años de historia y más de 200 millones de kilómetros recorridos. Y aún hay más.
Con más de 130 misiones en la hoja de servicios del programa de la NASA de trasbordadores espaciales cabe tan solo apuntar los dos desgraciados accidentes, el del Challenger y el del Columbia, que acabaron con sus tripulaciones tras sendas explosiones en el despegue y en la reentrada, respectivamente.
El año 1986 y el 2003 suponen los momentos más oscuros del programa con la pérdida no ya de las naves sino de sus tripulaciones, dos equipos de 7 astronautas que nos recordaron dolorosamente que la exploración espacial no es sencilla ni está exenta de riesgos, a pesar de que hayamos logrado habituarnos y ver como algo cotidiano el despegue de una nave o las maniobras extravehiculares de los astronautas.
Si fueras un extraterrestre y te encontraras con un humano puede que dependiera de donde has aterrizado pero si nos basáramos en estadística pura sería un hombre chino de 28 años, diestro, con móvil, un sueldo de menos de 12.000 dólares al año y sin cuenta de banco.
Por no hablar de los fremen del planeta Arrakis y su extremo aprovechamiento de los residuos líquidos. Eso que hay en la jeringuilla de la fotografía es un compuesto enriquecido con azúcares para proporcionar energía a los astronautas en órbita. Todo elo convenientemente diluido en cierto líquido cuyo color ya debe haberte ofrecido alguna pista sobre su naturaleza.
En efecto, estamos hablando de orina. Y la NASA quiere que los astronautas se la beban. Y aún hay más.
Un par de horas parece ser todo lo necesario para convertir una bolsa llena de orina en una bebida apta para el consumo humano.
Además estamos hablando de un sistema ecológico que no necesitaría obtener energía eléctrica de la nave espacial (o de la estación espacial) porque funcionaría con algo tan sencillo como esa jeringuilla de la foto.
La ósmosis es un proceso de filtración consistente hacer pasar un líquido por una membrana semipermeable mediante presión, haciendo que parte de los componentes sólidos en disolución queden atrapados en la mencionada membrana. La NASA está estudiando la forma de purificar la orina de los astronautas haciendo que la presión la ejerza manualmente el propio astronauta apretando el émbolo de la jeringuilla que contiene su propia orina.
La membraba retendría las impurezas y bastaría con añadir una serie de nutrientes a la orina (quizá también algún aromatizante) y servir al gusto, calentita a modo de tisana o fresquita (quizá añadiéndole CO2) a modo de cerveza.
La NASA afirma que aunque habría consecuencias negativas, también ayudaría a contrarrestar el calentamiento global. Es decir, que si nos matamos en una guerra nuclear, al planeta en general le iría mejor. Puedes ver tras da el salto los detalles. Para este experimento, la NASA simuló una pequeña guerra nuclear regional, equivalente a 100 bombas como la de Hiroshima.