Es vital incluir diariamente todos los grupos de alimentos que aportan vitaminas y minerales para mejorar la calidad de vida de este grupo etario, señalan especialistas. Si bien la adecuada nutrición es fundamental en todas las etapas de la vida del ser humano, en el caso de las personas mayores, tiene características especiales y debe seguir un patrón que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas durante esta etapa de sus vidas.
Así lo indicó Carolina Bernal López, integrante de la Asociación de Gerontología y Geriatría, quien subrayó que “en las personas mayores es necesario llevar una dieta adecuada para ayudar a minimizar los riesgos de padecer ciertas enfermedades, razón por la cual es importante incluir diariamente todos los grupos de alimentos que aportan vitaminas y minerales”.
Incluir un consumo mínimo de dos raciones de verduras y hortalizas y al menos tres raciones de frutas al día. Las frutas y verduras para la tercera edad son vitales, ya que aportan nutrientes necesarios que ayudarán a tener un mejor proceso de digestión.
Además, “se deben tomar de seis a ocho vasos de líquidos al día, aumentar el consumo de fibra, entre 25 y 30 gramos que incluya cereales integrales; realizar entre cinco o más comidas al día, combinando las proteínas, fibras, hortalizas y vegetales, cereales y frutas, en porciones pequeñas más las tres tradicionales comidas en porciones abundantes.
Se debe, además, “consumir carnes magras, pescados, mariscos, lácteos, frutos secos; hidratos de carbono complejos como el arroz, pastas, cereales y pan en sus versiones integrales y fortificadas, pero evitar el azúcar, los endulzantes o aquellos alimentos que los contengan, además de no abusar de las bebidas alcohólicas”.
Otro aspecto sobre el cual se debe poner especial cuidado es el de la hidratación de las personas de la tercera edad, ya que se ha demostrado que la deshidratación afecta al rendimiento y la función cerebral de las personas.
Señaló la especialista que “con la edad, el cuerpo pierde la capacidad de detectar la sed y, por lo tanto, de mantener una adecuada hidratación. Al llegar a los 60 años, el problema empeora, es por ello que este sector es especialmente vulnerable y se debe anticipar a las necesidades del cuerpo y no siempre esperar a tener sed para beber agua”.
La deshidratación “ocurre cuando existe una pérdida excesiva de líquidos corporales que no son repuestos. Puede ser muy peligrosa si no es tratada a tiempo, ya que los órganos no consiguen funcionar correctamente, y en adultos mayores es aún más riesgoso, ya que esto puede ocurrir en cuestión de horas con desenlaces fatales en la mayoría de las ocasiones”.
Fuente: elsoldelcentro