Una startup taiwanesa ha creado un robot que hace la prueba del coronavirus, pero la reacción que ha recibido en redes y la comunidad sanitaria no es buena.
Brain Navi, una startup de Taiwan, ha presentado un robot que hace la prueba del coronavirus, evitando el riesgo que pueden sufrir trabajadores sanitarios al hacerla; pero ¿es realmente la solución?
La prueba típica para comprobar si una persona ha sido sufre COVID-19 es la PCR; consiste en tomar una muestra de la cavidad nasal, para analizar la composición genética de las células y comprobar si contiene el ARN del virus SARS-CoV-2. Es un proceso complejo, y por lo tanto su inconveniente es la lentitud en conseguir el diagnóstico.
Además, la toma de muestras es algo delicada, ya que deben tomarse de una zona concreta de la zona faríngea usando un hisopo introducido por la nariz. Es una experiencia desagradable, y para la que es necesaria la experiencia de un profesional de la salud para hacerla correctamente.
Pero, ¿y si fuese posible realizar esta prueba de manera automática? Eso evitaría la necesidad de dedicar tanto personal a esta tarea, aceleraría el proceso y potencialmente, podrían realizarse más pruebas.
Pero sobre todo, las pruebas automáticas reducirían enormemente el riesgo al que se exponen los profesionales de la salud cada vez que hacen una. Esa es la idea detrás del robot desarrollado por Brain Navi.
En efecto, una vez que el usuario coloque su cabeza en un soporte, el robot usará un brazo mecánico para introducir el hisopo por la nariz, llegar a la zona y tomar la muestra. Todo eso, sin necesidad de participación humana o como mucho, la supervisión a cierta distancia. Al menos, esa es la idea.
En la práctica, el desarrollo de Brain Navi ha provocado escalofríos en redes sociales; si la prueba PCR ya es desagradable, hay un verdadero miedo de que la realice un robot.
El mayor temor es que algo salga mal; estamos hablando de una zona muy cercana al cerebro. En las operaciones en la cavidad nasal, el peligro de provocar una fractura o incluso retirar piezas del cráneo accidentalmente es real, aunque controlado. Que un robot tenga acceso a una zona tan delicada es motivo de preocupación para muchos.
Hasta sus creadores le tienen miedo
De hecho, hasta el fundador de Brain Navi estuvo "aterrorizado" la primera vez que se hizo una prueba con su propio producto, según ha confesado la compañía en declaraciones a The Verge. Sin embargo, también apunta que es una mera cuestión de familiarizarse con el proceso, y que ya están trabajando en maneras de reducir el estrés de los usuarios.
Brain Navi afirma que su tecnología es segura gracias al uso de una cámara de profundidad, que escanea la cara y mide las distancias entre la fosa nasal y el canal auditivo, lo que indica la profundidad de la cavidad nasal.
En base a eso, el robot es capaz de navegar por el interior de la cabeza del usuario, incluso aunque no tiene ningún tipo de sensor táctil; por lo tanto, el robot no sabe si está tocando tejido, pero la compañía cree que la manera en la que escanea el interior del cráneo es suficiente para guiar el brazo de manera segura. Y que, en todo caso, si el usuario no se nota cómodo puede apartar la cabeza.
Brain Navi coge su nombre de su principal producto, un brazo robótico diseñado para ayudar a cirujanos en operaciones en el cerebro; como muchas otras startups, pensaron en adaptarlo para la nueva situación mundial, en un intento de luchar contra el coronavirus.
Por el momento, este brazo robótico aún no ha recibido la aprobación para ser usado en ningún país, pero la compañía ya ha recibido el visto bueno para iniciar pruebas clínicas en taiwan, de cara a la exportación al resto del mundo.