Publicaciones compartidas cientos de veces en redes sociales desde junio aseguran que el termómetro infrarrojo, muy utilizado en espacios públicos durante la pandemia del COVID-19, puede dañar la glándula pineal, ubicada en el cerebro. Esto es falso, así lo aseguraron a la AFP investigadores en neurociencia. Además, este tipo de termómetros son receptores, no emisores de energía.
“Como profesional médico, me niego a apuntar directamente a la glándula pineal, que se encuentra directamente en el centro de la frente, con un rayo infrarrojo”, se lee en entradas compartidas en Facebook (1 y 2) que advierten sobre los supuestos riesgos de los termómetros infrarrojos, que habrían sido advertidos por una enfermera australiana.
Otras versiones (1 y 2) no hacen referencia al supuesto mensaje de la enfermera, pero también aseguran que “la luz infrarroja” de los termómetros daña, calcifica, la glándula pineal: “PROTEJA SU SISTEMA LIMBICO PINEAL… NO PERMITA QUE LUZ INFRARROJA VIOLE Y APAGUE SU GLANDULA PINEAL (...)”, dicen las publicaciones.
Publicaciones similares circulan en francés y portugués.
Captura de pantalla realizada el 24 de agosto de 2020 de una publicación en Facebook
Uno de los principales síntomas del COVID-19 es la fiebre. Por ello, en medio de la actual pandemia, supermercados, centros comerciales, aeropuertos, hospitales y otros recintos públicos controlan la temperatura corporal de las personas con termómetros con forma de pistola, sin que sea necesario el contacto directo. El mensaje viralizado en redes asegura que estos dispositivos implican un riesgo para la salud.
AFP Factual ha verificado publicaciones similares (1 y 2) que aseguraban falsamente que estos termómetros eran dañinos.
La Agencia Nacional Francesa para la Seguridad de Medicamentos y Productos Sanitarios (ANSM) dijo a la AFP que al usar estos dispositivos “el individuo examinado no está expuesto a ninguna radiación infrarroja durante la medición de temperatura”.
Algunos de estos termómetros infrarrojos, sin embargo, utilizan un puntero láser, una pequeña luz que no está compuesta por radiación infrarroja y que “sirve para dirigir el termómetro hacia la parte del cuerpo cuya temperatura se quiere medir”, agregó la ANSM. Pero su potencia "es baja y se dan indicaciones de no mirar el haz de luz".
Una empleada controla la temperatura de una mujer al ingreso de un centro comercial en Montevideo el 9 de junio de 2020
Marcelo Gallarreta, director de la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de la República en Uruguay, explicó al ser consultado por otra desinformación relacionada con los termómetros que si bien existen algunos de no contacto que usan láser, este se usa “para apuntar en la piel” y “son seguros ante la exposición inintencionada de la vista porque tienen muy baja potencia”.
Al ser consultado por AFP Factual sobre otra desinformación que asegura que estos dispositivos causan daño ocular, Antonio Estay, académico del Departamento de Tecnología Médica de la Universidad de Chile, explicó: “El sensor [del termómetro] lo que hace es solamente medir radiación electromagnética [emitida por el usuario], no produce”.
De acuerdo con este manual de usuario de un fabricante, los termómetros digitales con forma de pistola funcionan con un sensor infrarrojo que mide la temperatura corporal y no emiten energía.
Es decir, al contrario de lo que aseguran los mensajes que han sido viralizados en redes sociales, estos termómetrosÂÂ son solo receptores de señales externas y funcionan capturando los espectros infrarrojos emitidos por el cuerpo humano a través de una lente en un sensor. Según la longitud de las ondas de radiación recibidas, muestran una temperatura más o menos alta.
La FDA, agencia federal que regula los medicamentos en Estados Unidos, indica en su sitio web que el uso de este tipo de termómetros permite “reducir el riesgo de contaminación cruzada y minimizar la propagación de enfermedades”, añadiendo que son fáciles de utilizar, limpiar y desinfectar. Entre las instrucciones generales de uso no mencionan el riesgo de daño neurológico ni de otro tipo.
La glándula pineal o epífisis está ubicada demasiado profundo en el cerebro para ser alcanzada por rayos infrarrojos, explicó a la AFP Gabrielle Girardeau, investigadora en neurociencia del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm).
“La luz tiene una capacidad muy débil para penetrar la barrera formada por el cráneo, incluso si las longitudes de onda infrarrojas penetran más fácilmente", dijo.
Mireille Rossel, profesora e investigadora en neurociencia de la Escuela Práctica de Estudios Superiores (EPHE), detalló en conversación telefónica con AFP: “Sería necesario atravesar completamente la caja craneal para llegar a esta pequeña glándula situada al fondo del cerebro”.
La glándula pineal, o epífisis, es una pequeña glándula de unos 8 milímetros "que segrega melatonina, una hormona implicada en el ritmo circadiano, es decir, en la alternancia entre las fases de sueño y vigilia [día-noche]", explicó Gabrielle Girardeau.
Maude Beaudoin-Gobert, doctora en neurociencia afiliada a la Universidad Claude Bernard Lyon 1, detalló a la AFP que son las “células de la retina [las que] detectan la luz y transmiten información a varios puntos del cerebro antes de llegar a la glándula pineal”. Este proceso le permite activar la secreción de melatonina durante la noche.
Ilustración de la glándula pineal tomada de un documento sobre tumores en el sistema nervioso central de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos
Además, no hay evidencia de que el termómetro infrarrojo cause daño a ningún tejido del cuerpo humano, como aseguró a AFP Federico Preve, neurólogo y miembro del comité ejecutivo del Sindicato Médico Uruguayo al ser consultado por otra desinformación sobre estos dispositivos.
“Hasta donde tengo conocimiento, no hay ninguna investigación que demuestre que este tipo de dispositivos de recepción de infrarrojos genere daños ni neurológicos ni en ningún otro tejido del cuerpo humano”, aseguró.
Con él coincidió María Vaccarezza, neuróloga infantil del Hospital Italiano de Buenos Aires, quien tras consultar en la biblioteca médica digital Pubmed, aseguró que no encontró “nada de ningún efecto adverso [provocado por los termómetros infrarrojos] o de que causen alguna complicación o secuela o daño”.
“No hay ninguna investigación [que advierta sobre efectos adversos de estos termómetros]. Hay que mirar siempre los artículos médicos para estas cuestiones, no guiarse por rumores que circulan”, agregó y señaló que en el hospital donde trabaja se utilizan estos dispositivos para medir la temperatura de quienes ingresan.
Para Beaudoin-Gobert, el origen del rumor sobre el efecto del termómetro contra la glándula pineal “proviene del hecho de que, en reptiles y aves, esta glándula está efectivamente justo debajo del cráneo y contiene células fotosensibles (y, por tanto, sensibles a espectro de luz visible e infrarroja)”. Pero no es el caso de los mamíferos.
La francesa ANSM detalló a la AFP que no ha “recibido ningún informe sobre problemas relacionados con el uso de este tipo de termómetro” y que “no existe base para los riesgos asociados a su uso”.
En suma, es falso que los termómetros infrarrojos ampliamente utilizados durante la pandemia de COVID-19 causen daños a la glándula pineal. Como explicaron a la AFP múltiples expertos, estos termómetros no emiten radiación infrarroja para medir la temperatura y además, esta glándula se encuentra demasiado profunda en el cerebro para ser alcanzada.