Revolucionario e innovador, se trata del primer avión que puede volar de noche por lo tanto sin combustible, sólo con energía solar, "nadie podrá decir que es imposible hacer lo mismo con los automóviles, la calefacción, el aire acondicionado y las computadoras. Con esta frase, Bertrand Piccard no sólo intenta poner en un aprieto a las conciencias del mundo, sino que lo consigue. Este suizo logró hacer volar durante una hora y media el "Solar Impulse" (Impulso Solar, en español), un avión propulsado exclusivamente por energía solar. Esta experiencia, en realidad, es apenas una de las pruebas para el reto mayor, programado para dentro de dos años: dar la vuelta al mundo sin escalas y en cinco días.
Pero ayer Piccard, impulsor del proyecto, dio un gran salto. Al mando del alemán Markus Scherdel, el avión despegó sin ruido desde la base militar de Payerne, en el oeste de Suiza, después de varios intentos frustrados por el mal tiempo en los últimos días. El "Solar Impulse", largo y esbelto como una libélula, alcanzó los 1.200 metros de altitud y voló, custodiado por dos helicópteros, durante 90 minutos.
"Ha sido un momento muy intenso para mí. El HB-SIA se ha comportado tal como indicaba el simulador de vuelo. A pesar de su inmenso tamaño y del peso, el control del avión se ha realizado según nuestras expectativas", comentó el piloto, no sin emoción, minutos después de haber aterrizado. El proyecto es una obsesión de Piccard. "Queremos demostrar lo que podemos lograr con energías renovables", le dijo a la agencia de noticias suiza ATS. Los ingenieros pretenden que el "Solar Impulse" use la energía solar para volar de día y de noche sin combustible. El avión viaja propulsado por sus cuatro motores eléctricos de 10 caballos de potencia cada uno. Su única fuente de energía son unas 12.000 células fotovoltaicas que recubren sus alas y que alimentan los motores eléctricos, además de permitir recargar sus baterías de litio de 400 kilos de peso.
El tamaño del "Solar Impulse" es curioso. Su envergadura alcanza los 63,4 metros –como un Airbus 340–, y pesa 1.600 kilos, apenas poco más que un auto mediano. Se trata de la segunda experiencia de este avión, después de un salto de unos 400 metros a muy baja altura realizado en diciembre pasado. "Nunca ha volado un avión de este tipo", remarcó Piccard, de 50 años y tradición familiar en inventos y exploraciones (ver Una familia...). Según recordó, el despegue era "un inmenso punto de interrogación". Pero "este primer vuelo nos ha dado la confianza necesaria para las próximas misiones", dijo con entusiasmo.
"Ha sido un momento muy intenso para mí. El HB-SIA se ha comportado tal como indicaba el simulador de vuelo. A pesar de su inmenso tamaño y del peso, el control del avión se ha realizado según nuestras expectativas", comentó el piloto, no sin emoción, minutos después de haber aterrizado. El proyecto es una obsesión de Piccard. "Queremos demostrar lo que podemos lograr con energías renovables", le dijo a la agencia de noticias suiza ATS. Los ingenieros pretenden que el "Solar Impulse" use la energía solar para volar de día y de noche sin combustible. El avión viaja propulsado por sus cuatro motores eléctricos de 10 caballos de potencia cada uno. Su única fuente de energía son unas 12.000 células fotovoltaicas que recubren sus alas y que alimentan los motores eléctricos, además de permitir recargar sus baterías de litio de 400 kilos de peso.
El tamaño del "Solar Impulse" es curioso. Su envergadura alcanza los 63,4 metros –como un Airbus 340–, y pesa 1.600 kilos, apenas poco más que un auto mediano. Se trata de la segunda experiencia de este avión, después de un salto de unos 400 metros a muy baja altura realizado en diciembre pasado. "Nunca ha volado un avión de este tipo", remarcó Piccard, de 50 años y tradición familiar en inventos y exploraciones (ver Una familia...). Según recordó, el despegue era "un inmenso punto de interrogación". Pero "este primer vuelo nos ha dado la confianza necesaria para las próximas misiones", dijo con entusiasmo.
El equipo de Solar Impulse está formado por unas 70 personas y unos 80 patrocinadores que trabajan juntos desde hace más de seis años para conseguir dar la vuelta al mundo en avión, movidos únicamente con energías renovables.
El avión diseñado por Solar Impulse es muy ligero, apenas tiene un peso de 1.600 kilos (un Boeing 747 cuando despega pesa más de 400.000 kilos) y una envergadura de 60 metros. Sus alas están totalmente recubiertas de células fotovoltaicas, en total 12.000, que le permiten aprovechar la energía solar para volar. Está fabricado en fibra de carbono y posee una batería de polímeros de litio de unos 400 kilos que le permiten acumular suficiente energía durante el día para poder volar de noche.