Con la llegada de la web 2.0 y las redes sociales, hay dos de éstas últimas que han gozado de más proliferación: Twitter y Facebook. La primera se basa en el microblogging, es decir en enviar mensajes cortos con lo que estamos haciendo o pensando en ese momento. Se podría decir que la segunda es la que ha definido el concepto de red social, con posibilidad de escoger amigos, compartir cualquier material multimedia, jugar.
Con el tiempo, ambas redes sociales han ido evolucionando para, irremediablemente, mantenerse a flote ante la dura competencia de la red. Tanto que ahora mismo, si comparamos las versiones actuales de Twitter y Facebook con las primeras y originales, hay muy poco parecido. Y lo más curioso es que ambas redes han ido imitándose en ciertos aspectos, para intentar conseguir el éxito y el fragmento de usuarios que había acaparado el adversario.
Twitter, sin ir más lejos, se centraba en los mensajes de 140 caracteres sin pensar en cómo los iban a emplearlos los usuarios. Era más una idea que algo definido. Los mismos navegantes empezaron el fenómeno de los retweets, los enlaces cortos, las imágenes y vídeos… y a raíz de esto ha nacido un gigantesco ecosistema de servicios adicionales. Ahora, con la nueva versión de la web de Twitter que aún se está propagando por la red, se incluyen imágenes y vídeos incrustados en la misma página, mucha más información de primera mano… la línea de tiempo inicial ahora parece un juego de niños.
Lo curioso es que con Facebook ha pasado algo parecido, pero a la inversa. Empezó como una mezcla de información de lo que le gustaban a nuestros amigos de una forma algo caótica, pero poco a poco la red se fue fijando en Twitter y ha pasado a convertir su página principal en una especie de línea temporal con los mensajes de nuestros amigos. No son pocas las personas que me han comentado, de hecho, que Facebook es “como un Twitter pero con el que puedes comentar cada mensaje y hacer muchas cosas más“.
Dicho esto: ¿A quién se intenta parecer cada red? Ambas han intentado coger lo mejor de su rival, pero al final cada una ha terminado siendo algo completamente diferente. No sin éxito, ojo: El nuevo diseño de Twitter ha sido recibido con mucho entusiasmo (y los que aún no lo tienen se mueren de envidia) y las actualizaciones de la interfaz de Facebook han ido más o menos bien, dejando a un lado sus problemas relacionados con nuestra privacidad.
Por supuesto, esta evolución todavía no ha terminado. Los usuarios seguiremos pidiendo nuevas funcionalidades, aparecerán nuevas tendencias, y los desarrolladores las solventarán con actualizaciones en la interfaz y diseño de su web. Llegados a este punto tanto Twitter como Facebook ya no se parecen la una a la otra, pero seguro que seguirán evolucionando a redes sociales hechas a medida para nuestros usos. No hace falta buscar mucho: mi compañero Yirá Albornoz ha opinado hace escasas horas acerca de si ambas redes reemplazarán algún día las noticias en RSS.