Resumen de artículos de Nature Briefing: cómo los antepasados humanos estuvieron a punto de extinguirse, la contaminación histórica en la Antártida y la inteligencia artificial que predice el olor a partir de la estructura de un compuesto.
Los primeros humanos, al borde de la extinción
Según Nature, hace unos 900.000 años, los antepasados de los humanos modernos estuvieron al borde de la extinción, según una nueva investigación. Los estudios genéticos sugieren que la población reproductora de nuestros antepasados en África se redujo a sólo 1.280 individuos y no volvió a expandirse hasta 117.000 años después. Esta caída de la población habría tenido probablemente un impacto en la diversidad genética humana y podría haber impulsado la evolución de rasgos importantes de los humanos modernos, como el tamaño del cerebro.
El legado contaminante de las estaciones de investigación de la Antártida
Las malas prácticas históricas en materia de residuos han dejado altos niveles de contaminación en torno a las instalaciones de investigación de la Antártida. Al estudiar el fondo marino cercano a la estación australiana Casey, los investigadores han detectado altas concentraciones de hidrocarburos y metales pesados.
El deshielo del hielo marino provoca un catastrófico fracaso en la cría de pingüinos
Los niveles persistentemente bajos de hielo marino alrededor de la Antártida han provocado el abandono prematuro de las colonias de cría por parte de los pingüinos emperador, con la consiguiente muerte de un gran número de polluelos. Aunque las poblaciones afectadas sólo representan un pequeño número del total de pingüinos emperador del continente, no está claro cómo les irá si se mantiene la tendencia al derretimiento del hielo marino.
La IA entrenada para describir olores
Los investigadores han desarrollado una inteligencia artificial capaz de describir el olor de los compuestos analizando sus estructuras moleculares. Las descripciones olfativas del sistema suelen ser similares a las de los olfateadores humanos entrenados, por lo que podrían tener aplicaciones en las industrias alimentaria y de perfumería. En la actualidad, la IA trabaja con moléculas individuales y es incapaz de identificar los olores asociados a combinaciones complejas de moléculas, algo que la nariz humana hace con facilidad.