Con más de 130 misiones en la hoja de servicios del programa de la NASA de trasbordadores espaciales cabe tan solo apuntar los dos desgraciados accidentes, el del Challenger y el del Columbia, que acabaron con sus tripulaciones tras sendas explosiones en el despegue y en la reentrada, respectivamente.
El año 1986 y el 2003 suponen los momentos más oscuros del programa con la pérdida no ya de las naves sino de sus tripulaciones, dos equipos de 7 astronautas que nos recordaron dolorosamente que la exploración espacial no es sencilla ni está exenta de riesgos, a pesar de que hayamos logrado habituarnos y ver como algo cotidiano el despegue de una nave o las maniobras extravehiculares de los astronautas.