Un excelente artículo en busqueda de vida extraterreste, publicado por el diario ABC de españa, éstas son las principales dianas de los investigadores, lugares del Cosmos donde el comportamiento de sus compuestos químicos se ha revelado demasiado particular para ser tan sólo un mundo muerto ahora o en el pasado. En Titán o las lunas Europa y Encélado, entre otros cuerpos celestes, los investigadores parecen haber encontrado las pistas más fiables, aunque es posible que en los próximos años, especialmente gracias a los avances en la búsqueda de planetas fuera de nuestro Sistema Solar, aparezcan nuevos prometedores lugares.
-Meteoritos: Los difusores de la vida
Un meteorito encontrado en la Antártida se hizo mundialmente famoso en 1996 cuando la NASA y la Casa Blanca hicieron público de forma conjunta un extraordinario descubrimiento. En la piedra, de 13.000 años de antigüedad y proveniente de Marte, aparecían posibles huellas de vida extraterrestre. El hallazgo del meteoro, conocido como Allen Hills 840001, suscitó entre los astrobiólogos un intenso debate que ha llegado hasta nuestras días sin una respuesta definitiva.
Marte, nuestra próxima frontera, ha sido un objetivo largamente perseguido por los cazadores de vida extraterrestre, especialmente desde el descubrimiento de agua helada en su superficie por la Phoenix Mars Landers en 2008. Otro importante elemento para la vida fue encontrado el año siguiente: científicos de la NASA hallaron metano en la atmósfera del planeta. Además, existen evidencias del pasado cálido y húmedo del Planeta Rojo.
Europa se ha convertido en uno de los lugares más prometedores a la hora de buscar vida más allá de la frontera de nuestra atmósfera. El gran océano subterráneo que se cree existe en la luna de Júpiter, tan grande que encierra el doble de agua que todos los mares y océanos de la Tierra, podría contener cien veces más oxígeno de lo que se estimaba hasta ahora, según una investigación realizada en 2009 por Richard Geenberg, de la Universidad de Arizona. Se trata de una cantidad muy rica, más que suficiente para albergar vida. Y no sólo microorganismos, sino una «macrofauna» tan grande como todos los peces terrestres.
Los científicos de la NASA habían declarado a Calisto «una luna muerta y aburrida» hasta el descubrimiento de un posible océano salado bajo su superficie. La nave espacial Galileo de la NASA voló sobre la superficie de la segunda mayor luna de Júpiter en 1996 y 1997 y encontró que el campo magnético de Calisto había variado, lo que indicaba la existencia de corrientes. En 2001, Galileo detectó que un asteroide había impactado contra este mundo, formando el cráter Valhalla. Generalmente, un impacto de este tipo causaría intensas ondas de choque que atravesaría el cuerpo planetario, pero Galileo no encontró ninguna prueba de este fenómeno, por lo que los investigadores creen que un océano líquido pudo haber suavizado el golpe. De igual forma, no descartan la existencia de una vida compleja.
Dos nuevos estudios sobre la compleja actividad química que tiene lugar sobre la superficie de Titán han sorprendido a la comunidad científica, ya que pueden constituir la prueba de que en esa luna de Saturno existe, en estos momentos, alguna forma de vida basada en el metano. La primera investigación muestra que el hidrógeno que fluye en abundancia en la atmósfera del planeta desaparece casi por completo cuando llega a la superficie, lo que apunta a la inquietante posibilidad de que esté siendo "respirado" por criaturas vivientes. El segundo, publicado en el «Journal of Geophysical Research», es un detallado «mapa» de los hidrocarburos presentes en la superficie de Titán. Falta el acetileno, un gas que casualmente está considerado como la mejor fuente de alimento y energía para una hipotética forma de vida basada en el metano. Si estos indicios confirman la presencia de vida, será doblemente excitante, ya que sería una forma nueva de vida, independiente de la basada en el agua que existe en la Terra, y que podría sustentarse en el metano.
-Encélado: El gran géiser
Los datos enviados por la nave Cassini de la NASA a su paso por Saturno en el año 2005 permitían suponer la existencia de agua en estado líquido a poca profundidad bajo la superficie helada de Encélado, satélite natural de Saturno. La suposición se confirmó tres años después en un informe publicado en la revista Nature. El pasado enero, la Cassini volvió a acertar. Encontraba la prueba definitiva de que, efectivamente, existe una gran cantidad de agua en estado líquido en las entrañas esta luna. Y no sólo eso, sino también hidrocarburos, carbono y todos los ingredientes necesarios para la existencia de vida.
Un exoplaneta es un cuerpo planetario que se sitúa fuera de nuestro Sistema Solar y orbita otra estrella distinta al Sol. Sólo llevamos explorando estos mundos lejanos durante una década (el primero, HD 209458, fue descubierto en 1999), pero docenas de estos mundos aparecen cada año, y algunos llevan consigo grandes sorpresas. HD 209458b, por ejemplo, ha mostrado señales de una atmósfera compuesta por agua, metano y diócido de carbono, todos ingredientes claves para la vida.
El pasado mes de mayo, el telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA) anunciaba el hallazgo de productos químicos orgánicos, señales de vida, en la nebulosa de Orión, situada a unos 1.500 años luz de la Tierra. Los datos recogidos por el observatorio mostraban el patrón de picos de varias moléculas que sostienen la vida: agua, monóxido de carbono, metanol, ácido cianhídrico, óxido de azufre y dióxido de azufre, entre otros.
Un equipo internacional de astrónomos descubrió en 2005 que las estrellas gigantes rojas moribundas podría actuar como un desfibrilador y traer a la vida a planetas congelados. Este renacimiento podría establecer las bases para el surgimiento de la vida. La Tierra es un lugar habitable por muchas razones, pero una de ellas es su localización. Estamos en un área donde el Sol nos permite una buena temperatura. Demasiado cerca, y el agua de nuestro planeta se evaporaría. Demasiado lejos, y nos convertiríamos en un gran cubo de hielo.
Io, luna de Júpiter, no ha sido nunca un gran objetivo en la búsqueda de vida fuera de la Tierra y se ha despreciado frente a las grandes posibilidades de su hermana Europa, pero algunos científicos han comenzado a incluirla en la lista de posibles lugares habitables. Es el cuerpo con mayor actividad volcánica del Sistema Solar. En él no se han detectado moléculas orgánicas y cuenta con una atmósfera extremadamente fina, desprovista de vapor de agua detectable. Sin embargo, investigadores de la Universidad Estatal de Washington creen que pudo haber sido un hábitat más amable en el pasado y que hay una oportunidad de que alguna intrigante forma de vida haya sobrevivido hasta la actualidad.