Después de la Navidad la fecha en la que más tarjetas se mandan en todo el planeta es San Valentín. Se estima que alrededor de mil millones de éstas (o el equivalente a todos los matrimonios del mundo) se producen alrededor de cada 14 de febrero.
Según la Enciclopedia Católica este día está asignado a 3 mártires santificados llamados Valentín, quienes fueron asesinados en distintos tiempos y lugares por la Roma pagana. Uno murió en África, otro, quien fue obispo en Terni, en el año 197, y, el más célebre, en Roma en el año 269. Este último fue un sacerdote quien se atrevió a ordenar el matrimonio de varios jóvenes (cuando el imperio prefería que éstos se hubiesen mantenido solteros para ser mejores soldados) y encima se atrevió a querer convertir al mismísimo emperador Claudio II, quien ordenó su ejecución.
En el año 496 Gelasio I (el 49’ Papa) decidió proscribir la Lupercalia. Esta centenaria fiesta pagana honraba a la fertilidad y a los buenos partos y se celebraba cada mitad de Febrero. Allí se homenajeaba a Pan (el fauno erótico) y a Lupa (la loba que amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma). Los sacrificios a animales y ritos panteístas fueron remplazados por una festividad a favor de la Virgen.
El 14 de febrero como día romántico fue usado en el Medioevo en Francia e Inglaterra, donde la fecha coincidía con los primeros apareamientos entre los pájaros cuando el invierno entra a su fase final antes de la primavera.
En el siglo XIX la influencia mundial del imperio británico y luego de los EEUU popularizaron al día de San Valentín, como el día del amor, aunque los tres santos que llevan tal nombre no fueron canonizados por ser románticos, sino por haber sido inmolados por su fe.
Por: Isac Bibio (Análisis Global)