Por primera vez, los investigadores han utilizado medidas conductuales, imágenes cerebrales y biología molecular para comprobar cómo afectan a las personas las sustancias químicas inodoras de las lágrimas humanas.
Lagrimas de las mujeres reduce la agresividad
Cuando alguien se echa a llorar, los demás suelen sentir empatía y preocupación. Pero las razones biológicas para derramar lágrimas pueden ir más allá de un mero sentimiento de compasión. Las propias lágrimas parecen desempeñar un papel de conciliador químico entre hombres y mujeres, según ha descubierto una nueva investigación.
Las lágrimas de las mujeres reducen la agresividad de los hombres que están lo suficientemente cerca como para olerlas, según los resultados publicados en PLOS Biology y confirmados mediante estudios del comportamiento humano, imágenes cerebrales y biología molecular. Los investigadores especulan con la posibilidad de que las lágrimas de personas que no son mujeres tengan un efecto similar, pero esto aún no se ha comprobado.
El nuevo trabajo sugiere que una razón fundamental por la que las mujeres derraman lágrimas emocionales es "transmitir una señal química que disminuye la agresividad", afirma Shani Agron, coautora principal del estudio, que realizó para su doctorado en neurobiología en el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel. (Agron ya se ha graduado). "Creemos que es un mecanismo compartido por muchos mamíferos".
Durante mucho tiempo se ha considerado que producir lágrimas es un comportamiento exclusivamente humano, pero esa noción es errónea, dice el coautor principal Noam Sobel, neurobiólogo del Instituto Weizmann de Ciencias, que fue asesor de Agron. Los perros, por ejemplo, derraman lágrimas cuando se reúnen con sus dueños tras un periodo de separación. Las lágrimas de las crías de ratón contienen señales moleculares que inducen a las hembras a rechazar las insinuaciones de los machos, mientras que las feromonas presentes en las lágrimas de las hembras animan a los machos a dejar de luchar entre sí y aparearse con la hembra. Además, las ratas topo subordinadas llegan a cubrirse con sus propias lágrimas para desviar químicamente la agresión de los miembros dominantes de su grupo.
Los humanos, como otros mamíferos, comunican información con olores corporales. Pero no era obvio que las lágrimas tuvieran algún efecto olfativo en el comportamiento humano porque las personas no pueden percibir un olor de ellas. Además, mientras que la mayoría de los mamíferos tienen un segundo órgano olfativo encargado de detectar feromonas, en los humanos se cree que este órgano es vestigial.
Las lágrimas de las mujeres reducen los niveles de testosterona
La primera prueba de que las lágrimas pueden influir químicamente en el comportamiento humano surgió en 2011, cuando Sobel y sus colegas publicaron un estudio en Science que demostraba que las lágrimas de las mujeres reducían los niveles de testosterona y la excitación sexual autodeclarada en los hombres. Este trabajo anterior planteó más preguntas que respuestas. Hicieron falta años de esfuerzo para llevar a cabo un seguimiento más exhaustivo, en parte debido a la dificultad de recoger lágrimas de donantes. Los investigadores necesitan al menos un mililitro de lágrimas para cada participante en el experimento, lo que supone "muchas lágrimas", afirma Sobel. Utilizar una cebolla u otro irritante para obligar a alguien a lagrimear no es una opción, añade Agron, porque "se trata de un tipo de lágrimas completamente diferente."
Para recoger las lágrimas utilizadas en el nuevo estudio, el equipo hizo un llamamiento a voluntarios que lloraran con facilidad. Sólo se presentaron unos pocos hombres, y ninguno fue capaz de producir suficientes lágrimas. Del centenar de mujeres que se ofrecieron voluntarias, sólo seis fueron capaces de proporcionar una cantidad de lágrimas suficiente para justificar la recogida. Los participantes podían utilizar cualquier medio para provocar las lágrimas (desde escuchar música triste hasta leer una carta triste), pero la mayoría recurrió a la amplia "biblioteca de películas tristes" del laboratorio, explica Agron. Además de las lágrimas, los investigadores también recogieron gotas de solución salina que dejaron caer por la cara de las mujeres para utilizarlas en experimentos de control.