Con el inicio del año escolar, la preocupación de los padres por brindarles una adecuada alimentación a sus hijos se convierte en una prioridad que genera dudas sobre cuál es la lonchera ideal, que brinde a los pequeños los nutrientes necesarios para un óptimo desempeño.
Para los especialistas en nutrición la principal función de las loncheras es brindarle al niño energía y nutrientes indispensables para su organismo. Partiendo de ese punto, debe quedar claro que estas no reemplazan al almuerzo o al desayuno, como muchos padres creen erróneamente, ya que, en buena cuenta, viene a ser una pequeña merienda, explica la nutricionista Adriana Carulla.
"Lo ideal es que una lonchera escolar no exceda las 300 calorías diarias, pues su función es brindar energía y recargar al pequeño, para atenuar el desgaste propio de la etapa escolar.
El hecho de que tenga que ser un vehículo de nutrientes para el niño, no por eso tiene que ser aburrida, pues se trata de que los pequeños se la coman y no regrese tal cual se envíe, refiere.
Para la especialista, el eterno divorcio entre la lonchera ideal y el gusto de los pequeños se soluciona involucrando al consumidor final, en este caso el escolar, en la elección de los insumos que tendrá su merienda.
"Lo ideal es que tenga todo tipo de alimentos. Siempre hay que considerar el elemento líquido, puede ser agua de piña o manzana. Ahora con el calor es un poco complicado su manejo, pero se puede poner en la congeladora para que, cuando permanezca en la lonchera, al menos llegue fría".
El organismo del niño necesita también un lácteo o proteína, que tal vez puede ser yogur, queso con panes o frutas. "No tiene que ser cuadriculada todos los días, pero sí se tiene que considerar que se ha consumido la mayor variedad de alimentos", dice Carulla.
"Lo más importante que yo le digo a los padres es que debemos hacer partícipes a nuestros niños no sólo de la elección de los alimentos que llevarán en la lonchera, sino también que intervengan activamente en las compras para que así aprecien lo que consumirán y puedan elegir. Es decir, ellos deben elaborar la lonchera. Es importante que se sientan parte de la misma, no como algo impuesto".
Gordura no es sinónimo de bienestar
Respecto a los problemas de obesidad que se registran cada vez con mayor frecuencia en Perú, refiere que "el problema es que somos un país que sólo está acostumbrado a escuchar hablar sobre desnutrición y no de obesidad".
"Si tenemos niños obesos, es fundamentalmente por la mala alimentación que reciben en el seno de sus propias familias, lo que a su vez acarrea una mala cultura alimenticia que se ha transmitido por generaciones. Por eso es muy importante la actividad física".
La nutricionista señala que actualmente, con el uso de los juegos de video, la televisión e internet, se registra menos movimiento en los menores. Estos, al estar sentados buena parte del tiempo, no gastan nada de calorías.
"El concepto de que un niño gordito es igual a un niño sano, es completamente errado. Una persona de esa edad debe tener un peso correcto y ser suficientemente delgado para que posea una buena actividad física, concentración y rendimiento".
Para lograr que un menor sea saludable hay que evitar jugos azucarados, galletas comerciales y alimentos con alto contenido de calorías.
"Hay que buscar una forma divertida de preparar cosas sanas. Por ejemplo, si hacemos un jugo, podemos reemplazar el azúcar por un edulcorante, un poco de miel o simplemente no endulzarlo".
También es conveniente tratar de hacer pequeños cambios a los alimentos para que los niños puedan consumirlos, pero bajándoles el nivel de calorías, recomienda Carulla.
Hay que considerar que la lonchera representa un quince por ciento del total de calorías ideales que debe consumir un niño.
"Hablamos de una merienda de máximo un sándwich chiquito y un vaso de agua de piña, por ejemplo. Debemos tener en claro que es un snack lo que el niño debe consumir, pues luego deberá almorzar; de lo contrario, estamos promoviendo el sobrepeso".
Esos malos olores
Si bien existe la tendencia de enviar huevos duros y jugo de papaya en las loncheras, esto termina por generar un rechazo a los mismos por parte de sus pequeños consumidores.
Carulla precisa que el mal olor que despide esa fórmula "es por el azufre que contiene el huevo, y en ese caso hay que enviarlo con cáscara". "En el caso de los niños pequeños no sería tan práctico, porque tendrían dificultades para pelarlo", añade.
"Sin embargo, podemos incluirlo en un pan, escondido en un soufflé o en un queque, y no necesariamente mandar el huevo duro como tal, y en el caso del jugo de papaya, es super importante su presencia por su alto contenido de betacaroteno, sobre todo porque ahora que se registra una presencia muy fuerte de rayos solares, su consumo nos protege la piel, y sobre todo en los niños, que muchas veces no usan bloqueador, pero que estarán expuestos al Sol a la hora del recreo por 20 o 30 minutos".
Para evitar que la papaya expela olores desagradables, y sobre todo la fermentación de dicha fruta, es pertinente enviarla con bastante hielo o en termos herméticamente cerrados.Asimismo, la lonchera deberá guardarse a la sombra.
Si se envía un pan con atún, que este no choque con la fruta para que entre ambos bocadillos no se transmitan su respectivo olor". Sé que los envases de las loncheras son bastante caros y no todos tienen la posibilidad de adquirirlas", dice Carulla; "pero mientras estos estén impecables o las bolsitas sean desechables, todo estaría muy bien".
Diferencias según la edad
La experta en nutrición resalta las diferencias entre una lonchera diseñada para adolescentes y otra para niños, "no sólo en cuestión de calorías, sino en relación con la calidad y cantidad de alimentos".
"En el caso de los pequeños en edad preescolar, que sólo permanecen hasta el mediodía en sus centros de estudio, deben consumir una merienda pequeña. Lo que los norteamericanos denominan finger food o 'comida con los dedos'".
Ella recomienda enviar porciones pequeñas y tener mucho cuidado con las uvas, el maní y la canchita, para que los niños no se atoren.
"La diferencia es abismal con un adolescente, no sólo en gustos sino en requerimientos calóricos, teniendo en cuenta que muchas veces estos últimos permanecen en el colegio hasta las cuatro de la tarde en clases. Por ello, esa lonchera debe incluir aparte el almuerzo, si no, no rendirán adecuadamente en el campo académico ni en sus diversas actividades".
En resumen, Carulla sostiene que hay que considerar que lo que les mandamos en la lonchera a nuestros hijos, es lo que aprenderán a comer en todo lo que les resta de vida.
Cuidado con la comida chatarra
Para muchos padres resulta una salida rápida enviarle alimentos envasados a sus hijos, desconociendo que muchas veces esto puede conllevar a la aparición de diversas enfermedades, como males cardiacos, obesidad y diabetes.
La denominada lonchera "chatarra" encierra un gran perjuicio. "Por el alto contenido de grasas saturadas que tienen, estas grasas a la larga obstruyen las arterias", señala la decana del Consejo Regional del Colegio de Nutricionistas del Perú, Roxana Fernández.
Por ello deben descartarse las frituras, gaseosas, chocolates y caramelos, los que pueden ser sustituidos por alimentos hechos en casa, así como por frutas, verduras. También es aconsejable propiciar el consumo de agua.
Fernández recomienda enviarle a los niños pan integral acompañado por algún embutido bajo en grasas, como el jamón de pollo, de pavo o pavita y hot dog de pollo. También cereales integrales, galletas sin rellenos y queques caseros, así como productos andinos como la kiwicha atómica y la quinua confitada.
Por: Cecilia Fernández Sívor (El Peruano)