Llega el primer robot científico

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La máquina móvil inteligente ha sido desarrollada en la Universidad de Liverpool y está diseñada para realizar investigaciones químicas. En ocho días ha hecho casi 700 experimentos y ha descubierto un nuevo tipo de catalizador.
Investigadores de la Universidad de Liverpool en el Reino Unido han construido el primer robot científico capaz de realizar experimentos de manera autónoma. Una máquina móvil inteligente que toma sus propias decisiones sobre la secuencia de ensayos químicos que debe realizar y que ya ha conseguido un primer hallazgo sin la ayuda de sus creadores: el descubrimiento de un nuevo tipo de catalizador. Sus creadores explican que, a diferencia de un ser humano, el robot tiene una paciencia ilimitada, puede pensar en 10 dimensiones al mismo tiempo y trabajar durante 21,5 horas cada día, deteniéndose sólo para recargar su batería.

El robot tiene dimensiones humanas -mide 1,75 metros de altura - y opera en un laboratorio estándar. Androides parecidos ya habían sido utilizados previamente en la investigación química, pero hasta ahora su actividad estaba reducida a labores muy específicas. Esta versión es totalmente móvil y puede desplazarse por el laboratorio, realizando una amplia gama de tareas diferentes. Puede, por ejemplo, manejar equipamiento fabricado para humanos, ya que tanto su tamaño como su alcance físico son similares. Además, utiliza una combinación de escáner láser y retroalimentación táctil para coordinar sus movimientos, en lugar de un sistema de visión, por lo que puede operar en completa oscuridad, una ventaja para llevar a cabo reacciones fotoquímicas sensibles a la luz

El modelo desarrollado por los científicos británicos podría resolver problemas cuya escala y complejidad están actualmente fuera del alcance de los investigadores. Por ejemplo, podría ayudar a descubrir nuevos materiales optimizados para la producción de energías limpias o nuevas formulaciones de fármacos mediante la búsqueda de grandes espacios químicos inexplorados.

"Nuestra estrategia ha sido automatizar al investigador, en lugar del instrumental", afirma Andrew Cooper, investigador del Departamento de Química y Fábrica de Innovación de Materiales de la Universidad de Liverpool, director del proyecto. "Esto crea un nivel de flexibilidad que cambiará tanto la forma en que trabajamos como los problemas que podemos abordar. No es sólo otra máquina en el laboratorio: es un nuevo miembro del equipo con superpoderes, que libera tiempo para que los investigadores humanos piensen de forma creativa", añade.


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