Unos más tarde, otros más temprano, casi todos a destiempo. Y estas desapariciones dejan huecos profundos, difíciles de llenar, entre familiares y amigos. Pero donde dejan también huella es en el inevitable Facebook. Según sus estadísticas durante 2011 en Estados Unidos fallecerán unos 480.000 usuarios, en todo el mundo será una cifra próxima a 1.780.000. Y lo cierto es que no se puede considerar usuarios “activos” a los propietarios de estas cuentas.
Y nos referimos a una cifra que irá aumentando en una proporción similar a la extensión de este servicio entre la población. Todo esto matiza las estadísticas ya de por sí abultadas de Facebook. Y aún hay más.Por un lado estárían las cuentas duplicadas que tienen algunos usuarios con perfiles diferentes, uno para amigos, otro para trabajo.
Así un teórico “Francisco Javier García Colmenero” podría tener, además de esa cuenta para los familiares, una cuenta como “Javier G. Colmenero” para clientes, otra como “Paco García” para los amigos, otra como “Fran Colmenero” para los ligues… y todo esto sólo con distintas variantes sobre su nombre real, no entramos ya en los apodos o nicks ni en las cuentas de empresas e instituciones, que Facebook clasifica como “perfiles” y no como “usuarios”.
Diversas estimaciones calculan que en los próximos años hasta un 10% de nuestros contactos en Facebook no se corresponderán con personas reales sino con empresas, instituciones o colectivos que serán en realidad “bots sociales”. Mientras, para los usuarios fallecidos Facebook ha creado un servicio que permite bloquear dicha cuenta para que únicamente tengan acceso a ella los que ya habían sido aceptados como amigos en vida del usuario desaparecido.
El trasfondo tiene que ver también con el concepto de “usuario activo” que tiene Facebook, y que se refiere a quien ha accedido a la cuenta al menos una vez en los últimos 30 días. Al final todo podría ser más sencillo si la Red Social por antonomasia continúa con su intención de preguntarnos nuestra dirección física y nuestro número de teléfono móvil. Bastaría entonces con que nos pegasen un toque o nos hiciesen un verde y ya les devolvemos nosotros la llamada para confirmar que seguimos vivos.
Por: Antonio Rentero [CNN / Imagen: Fast Company]