El Perú en el 2011 tuvo una inusual competencia entre 5 rivales quienes llegaron a liderar el primer o segundo lugar en muchas encuestas (todos los cuales acabaron sacando dos dígitos) aunque su resultado es uno que no recuerdo haber visto antes en alguna otra parte del mundo.
Hubo 3 candidatos que se disputaron quienes iban a ser el representante de la continuidad del liberalismo económico y político que ha regido al Perú en todo este milenio frente a la familia que gobernó autocráticamente en los noventas (los Fujimori) o a Ollanta Humala, quien busca que el Perú se encaje en la ‘marea rosa’ continental. Estos fueron el renunciante alcalde de Lima en 2003-2010 Luis Castañeda, el ex presidente del 2001-2006 Alejandro Toledo y quien fuese su primer ministro Pedro Pablo Kuczynski.
Estos 3 aspirantes, pese a que en el pasado no muy distante llegaron a haber hecho alianzas entre ellos mismos contra Fujimori o Humala, no fueron capaces de transigir entre ellos y a la postre acabaron anulándose mutuamente en lo que en una nota anterior describí como el peligro del suicidio de los ‘moderados’.
El resultado es que el ‘liberalismo del siglo XXI’, pese a haber aglutinado un 45% del total de la primera vuelta, se ha quedado fuera de carrera y debe escoger entre dos extremos.
En Francia 2002 la derecha dura llegó al balotaje pero el resto se unió para apoyar al derechista ‘moderado’ Chirac para cerrarle el paso a Le Pen. Todos los principales candidatos que compitieron hoy contra Humala se unieron en el 2006 en su contra para haber llevado al actual mandatario socialdemócrata García al poder.
Esta vez es la primera vez en la que se me viene a la memoria en que un país tiene una situación en el cual la derecha ‘moderada’, pese a que si se hubiese mantenido como bloque hubiese ganado ampliamente la primera y segunda vueltas, ha quedado descalificada y debe optar entre dos modelos muy contrapuestos.
No se puede repetir ya el ‘todos contra uno’
Hoy Humala y Fujimori entran a una segunda vuelta sabiendo que no va a ser fácil que se de un ‘todos contra una’ contra alguno de ellos. Ambos, a su vez, van a buscar correrse al centro para buscar ganar a los electores de dicho espacio.
Si Humala hubiese entrado a la recta final contra Kukzynski él bien pudiese haber apelado a un discurso izquierdizante para soliviantar a los pobres contra quien pudiese acusar de ser un ‘gringo’ con apellido difícil de pronunciar en castellano y ciudadanía estadounidense. Hoy, más bien, se siente tentado a buscar un acuerdo con las 3 fuerzas que quedaron en el medio y con el gobierno saliente.
Hace 5 años él siente que se le evitó ganar el balotaje debido a que se les estigmatizó como un radical que era marioneta de Caracas y debido a que no logró ninguna alianza con cualquiera de las principales fuerzas de la primera vuelta.
Esta vez él marcó sus diferencias con Venezuela y Chávez casi no se pronunció sobre las elecciones peruanas. Ha sido Chile quien, más bien, ha mostrado abiertamente sus recelos ante Humala.