Por: Lic. César Sánchez Olivencia
Autoridades y dirigentes sociales no han llegado a comprender la importancia de la llamada Mesa de diálogo. Es una reunión en que participan el Estado y
El diálogo como sistema
Si bien la democracia cuenta con instituciones representativas en las que el diálogo es la forma de relación entre los políticos, para canalizar racionalmente las decisiones participativas, el diálogo directo entre los representantes del gobierno y la ciudadanía es la mejor forma de plantear problemas y encontrar soluciones. Este diálogo se realiza a través de
El diálogo es una forma de inclusión democrática. El Perú es un país que vive en democracia. Este es un sistema que tiene mayor vocación por el diálogo. Como ética de la política y como método para lograr acuerdos legítimos, el diálogo es una herramienta clave de la democracia; permite adoptar los acuerdos entre personas como si se tratara de una familia. Todos no piensan del mismo modo, pero al final se debe imponer la cordura.
Fórmulas de solución
Si deseamos que el gobierno conozca nuestros problemas, el diálogo es importante en una época como la actual, plagada de tensiones generadas por las contradicciones políticas, económicas, sociales y culturales. Es necesario institucionalizar el diálogo para articular democráticamente las múltiples necesidades básicas insatisfechas. Hagamos memoria: en el Perú, más de la tercera parte de la población no encuentra solución a sus problemas desde hace 30 ó 40 años.
El objetivo debe ser la obtención de fórmulas inclusivas a favor de la mayoría de peruanos que no cuentan con los servicios básicos, que el Estado no ha podido atender. El Estado de derecho debe promover el diálogo por ser un recurso de gran valía para evitar que las tensiones generen violencia. A muchos peruanos les falta pan, agua, salud, educación, vivienda, etcétera. Que el diálogo sirva para encontrar soluciones.
Un país vive en democracia auténtica cuando las relaciones entre gobernantes y gobernados, ciudadanos, organizaciones y Estado se sustentan en el diálogo. Fortalecer la cultura política democrática implica, entre otras tareas, consolidar el ejercicio del diálogo para aplicar una política saludable.
El problema social se genera en una necesidad básica insatisfecha. El conflicto social se genera por la demanda no atendida en su oportunidad y la respuesta incorrecta del Estado. Los problemas sociales no siempre terminan en conflictos sociales. Problema social no es igual a conflicto social. Distinguir estos conceptos es la primera condición para actuar en un conflicto. No se puede evitar que haya posiciones extremas que oculten intereses extremos.
La mediación en el conflicto
Una de las formas democráticas de arreglar el conflicto social es a través de un mediador. Es lo más difícil. Cuando el Estado es parte, el que interactúa en función de mediador no puede cumplir este rol. La percepción psicológica que tiene la sociedad de un ministro es la de mediador entre el Estado (Jefe del Estado) y el Pueblo (dirigentes) El mediador debería ser una persona de alto nivel humano e intelectual. No decimos que se busque a un Gandhi; pero debe tener los valores más altos para concertar. Es difícil conseguirlo.
Los japoneses negocian con largo aliento: su paciencia permite vencer a la contraparte por cansancio. La paciencia japonesa es una herramienta decisiva. Las partes deben de disponer del tiempo necesario para que conozcan minuciosamente en qué consiste el conflicto. Siempre existe una vinculación entre el pasado y el presente. Una vez que se conoce el conflicto, el mediador debe centrarse en la discusión y en las posibles alternativas. Su papel debe ser el de buscador de soluciones.