Por: Lic. César Sánchez Olivencia
Desde la fundación del SNIP en el año 2000, los gobiernos anteriores han tomado a este sistema, como un chivo expiatorio de la ineficiencia del Estado para la inversión pública. Lo hicieron tres veces cuando cantaba el gallo. Hasta hubo un presidente que le soplaron al oído que debía simplificar el SNIP; pero lo único que logró simplificar fue el procedimiento para que algunas autoridades llenaran sus bolsillos con los proyectos. La causa fue que simplificaron la rigurosidad en la evaluación.
A pesar de este “bullying”, cuando las olas crecían amenazantes, el SNIP lograba tomar medidas para autocorregirse y ha simplificado los procedimientos. Se corre un poco más rápido, aunque parezca mentira. Los que aún andan a paso de tortuga son los otros organismos involucrados. “Oiga señor SNIP, póngase mañana a practicar gimnasia para que baje de peso. Adelgace para que pueda correr tan rápido como el Estado. Usted es el eterno culpable del atraso de la inversión pública en el Perú”. No…no…no, coleguitas.
El SNIP es parte del sistema administrativo del Estado. No es autónomo, ni omnipotente, ni tiene la misma categoría de la Contraloría. Es simplemente el SNIP. Esta distinción tecnoestructural es oportuna ahora que se habla otra vez de agilizar el Sistema de Inversión Pública. El problema se debe enfocar con criterio multidimensional. El SNIP no corre como una liebre, si no funcionan -por ejemplo- el OSCE, el FONAFE y los propios titulares de los pliegos. Un botón de muestra: SEDAPAL ha tenido proyectos durmiendo el sueño de los justos durante 4 años en el FONAFE.
“Confieso padrecito que El SNIP tiene defectos que pesan mucho en la conciencia”. Puede tener muchos pero el problema central que impide lograr el fin último del sistema es 1) su carencia de planificación y 2) su gerencia deficiente. Por eso ha sido presa fácil de la corrupción y la informalidad. El Estado nunca solucionó este problema. ¿La causa?: una reingeniería del SNIP cuesta tiempo, dinero y esfuerzo. Más fácil es prescribir una aspirina. Se comprende la razón de la indiferencia.
Es importante la autocrítica de los errores y deficiencias que aun tiene el SNIP. El exdirector general de la DGPM (órgano rector del sistema), Miguel Prialé Ugás declaró que “se avanzó demasiado rápido en la descentralización en el nivel local. El proceso pudo hacerse más gradual, lo que hubiera evitado muchos costos de aprendizaje y adaptación de municipios muy pobres que no estaban preparados”. Tiene mucha razón el hoy funcionario de la municipalidad Metropolitana de Lima. Es importante la simplificación. Pero simplificar no es recortar. Así cualquiera es magíster.
Muchas cosas son buenas en el SNIP. En los últimos años, se ha logrado mejorar la capacitación; pero esta experiencia ha permitido conocer que aún falta mucho para optimizar el rendimiento de los funcionarios del SNIP. Existen lugares en que entre alcalde, formulador y evaluador de proyectos se produce un diálogo de ignorantes. El resultado son los proyectos que “merecieron” ser aprobados y ejecutados. De este modo, muchos PIPs lograron filtrarse, como el famoso “monumento a la Maca”. El SNIP no pudo hacer nada por evitarlo.
Uno de los efectos dañinos ha sido la descentralización del SNIP no planificada y ejecutada con deficiencias. La transferencia de responsabilidades para aprobar los proyectos a los municipios y a las regiones se ha hecho -como muchas cosas en la historia del Perú- por simple decreto. La realidad es que en muchos casos el personal del SNIP no es idóneo para el puesto. El SNIP estaba más perdido que Adán el Día de la Madre. Esta deficiencia profesional los convierte en cómplices de algunas autoridades corruptas. El Estado olvidó que se trata de procesos y no solo de decretos.
Hagamos memoria. A comienzos del 2011, el MEF anunció con bombos y platillos que “en los próximos tres meses se implementarán modificaciones al Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP)”. Contrataron un equipo de consultores para elaborar un programa integral de mejora de todo el SNIP en “diversos aspectos” El voceado perfeccionamiento del SNIP era cuestión de “cortar” o “recortar” el procedimiento. ¿El resultado?: otra vez debemos “simplificar “al SNIP.
Por carecer de un Instituto Nacional de Planificación, el Estado no tiene la herramienta para concebir y proponer la política de inversiones, que sirva de base a la gestión de proyectos de inversión pública. En Chile, el SNIP pertenece al MIDEPLAN y las cosas son mejores. El SNIP, desde su puesta en marcha en el año 2000, se ha caracterizado por ser un sistema administrativo del Estado muy preocupado de la “simplificación”, pero muy despreocupado de la optimización de sus operadores. Es un defecto del sistema.
¿Qué ha dejado de hacer en el SNIP? Lo más grave. La formación de un capital humano de alto nivel técnico tanto en Lima como en provincias. El SNIP fue dejado a merced de las leyes, reglamentos y directivas con vacíos y deficiencias. El control y fiscalización sobre los órganos del sistema no ha sido responsabilidad de la DGPM. Esta omisión permitió que el sistema poco a poco fuera creciendo con algunos operadores iletrados que firmaban y evaluaban cualquier tipo de PIPs. Pensamos que el SNIP requiere reingeniar y no solo simplificar.
Por eso, no se ha resuelto el problema de fondo del SNIP. Las medidas no han sido sistémicas sino componenciales. Si a un organismo entrópico se le aplica una simplificación administrativa solo para reducir los tiempos en los procedimientos, la estructura del organismo continúa con sus problemas de sistema. Lo que se debió hacer es reingeniar el sistema. “Dejar pasar dejar hacer” fue una irresponsabilidad. El SNIP debe ser convertido en una herramienta de inclusión social. Simplificar para resolver… ¿sí?