La tradición no se doblega. No obstante la emergencia decretada por las lluvias inclementes y por las pérdidas económicas que son cuantiosas, el Altiplano recobró el aliento para venerar a la Mamacha Candelaria. Desde muy temprano, el estadio Enrique Torres Belón, escenario de la segunda fecha del concurso de traje de luces en honor a la Virgen, acogió a 73 agrupaciones de bailarines y músicos, para el deleite de los turistas nacionales, extranjeros y su población.
Las cuatro tribunas de dicho recinto lucieron atiborradas de espectadores que trataron de guarecerse del fuerte sol con sombreros y paraguas, regalándole más color a la fiesta. Cada conjunto participante tuvo 8 minutos para mostrar su arte y destreza en honor a la Candelaria.
Este año se apreció un mayor número de danzarines entre las agrupaciones, por cuanto se sumaron artistas de Cusco y Arequipa. La expectativa se apoderó del Torres Belón cuando se escucharon los compases de la procesión. Era la Virgen de la Candelaria que, acompañada por los conjuntos folclóricos, enfilaron decididos al estadio puneño.
El Peruano
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