El dato surge de una investigación que realizaron investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos con colegas del centro de investigación que la empresa Johnson & Johnson tiene en Holanda. La vacuna, cuyo nombre técnico es Ad26.COV2.S, está hecha en base a una plataforma de vector viral.
“El estudio sobre la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson evaluó su duración, y sus resultados son importantes en el contexto de la situación actual de la pandemia”, comentó el doctor Guillermo Docena, profesor de inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del Conicet.
“Los investigadores demuestran que la protección con esa vacuna de una sola dosis puede durar al menos 8 meses. El dato es interesante porque implica que las otras vacunas, que son con 2 dosis, podrían durar mucho más tiempo y que no serían necesarios las dosis de refuerzo al menos antes del año de haber completado el esquema”, señaló el doctor Docena.
Los científicos liderados por Dan Barouch además informaron que el adenovirus que se usó como plataforma para desarrollar la vacuna contra el COVID-19 también se utilizó en una vacuna para Zika. Los investigadores señalan que la vacuna para Zika también tendría una protección que duraría más de 8 meses.
Para el investigador Jorge Geffner, del Conicet y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, los resultados del estudio son “una buena noticia”. “El trabajo refiere centralmente a dos cuestiones: por cuánto tiempo perdura la respuesta de anticuerpos luego de la vacuna de Johnson & Johnson y, cómo varía en el tiempo la capacidad de estos anticuerpos de neutralizar variantes de preocupación, incluyendo la variantes sudafricana y la de Manaos, que han mostrado una tendencia significativa a evadir la acción protectora de las vacunas actualmente en uso”, sostuvo Geffner.
De acuerdo con Geffner, los científicos “encuentran que la respuesta de anticuerpos neutralizantes se mantiene relativamente constante en el tiempo, a lo largo de 8 meses. Más interesante aún, encuentran que los anticuerpos ‘tardíos’ presentan una mayor capacidad respecto de los anticuerpos ‘tempranos’ a fin de neutralizar a estas dos variantes de preocupación”.
Y agregó: “Es un concepto básico en inmunología que la respuesta de anticuerpos con el correr del tiempo madura, en otras palabras, se incrementa la afinidad de los anticuerpos producidos. Esta maduración podría explicar la mayor eficiencia de los anticuerpos ‘tardíos’ a fin de neutralizar variantes que muestran una tendencia al escape de la respuesta inmune. Es una buena noticia, seguramente extrapolable al conjunto de vacunas que actualmente estamos empleando”.
La vacuna se basa en un adenovirus humano que ha sido modificado para contener el gen que produce la proteína de espiga del virus que causa el COVID-19. El sistema inmunológico del cuerpo responde a esa proteína para producir anticuerpos. La vacuna requiere solo una dosis y no necesita almacenarse congelada.
Fuente: https://www.infobae.com/