A sus 60 años de edad un ataque al corazón sorpresivamente quitó la vida al corazón de la política argentina. Nestor Kirchner era el hombre fuerte de la Casa Rosada. Fue presidente argentino en 2003-2007. Era el primer caballero (esposo de una presidenta) en la historia de su nación y también el primer secretario general que había tenido la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Sus ancestros provienen del centro europeo (Suiza y Croacia) pero él nació como persona y luego como político en la última región suramericana que los descendientes de europeos conquistaron: la Patagonia. Fue intendente de la austral Río Gallegos (1987-91) y luego gobernador de Santa Cruz (1991-2003). Tras 16 años de haber sido un caudillo del sur del Cono Sur, él se postulo para el liderazgo peronista.
Entonces su partido y su país estaban en crisis. El peronismo, quien debutó en el poder en 1945 postulándose como el peor enemigo de EEUU, había gobernado los noventas aplicando con Menem unas de las recetas más pro-EEUU de la región. Menem, acortó su mandato el 20 de diciembre del 2001 debido a las fuertes presiones sociales, y en las siguientes 2 semanas hubo hasta 5 distintos presidentes. Duhalde entre el 2 de enero 2002 al 25 de mayo 2003 trató de estabilizar al país.
Sin embargo, el gobernante Peronismo decidió no presentarse como un partido unido en las elecciones del 2003 y permitir que sus 3 precandidatos se postulen independientemente. El 27 de Abril del 2003 Menem gana la primera ronda presidencial por 24,3% a 22% a Kirchner. Como el ex mandatario sabía que no tendría ninguna posibilidad de ganar el balotaje decide abandonar la competición dejando a Kirchner como el nuevo presidente en 2003-2007.
Kirchner se convirtió así en el único suramericano que gobernaba a su nación sin haber ganado una elección y habiendo obtenido menos de un cuarto de los votos. Pese a ello, él se tornó popular queriéndose convertir en el factor que una a los oponentes de Menem. Se alineó con los nuevos gobiernos izquierdizantes electos en la región para aplicar nuevas medidas económicas heterodoxas que sacaron a Argentina de su prolongada depresión de 1998-2002 e incentivaron el consumo gracias a lo cual su país creciera con cifras cercanas a los dos dígitos anuales.
Al concluir su cuatrienio él no quiso postular a la re-elección (que bien pudo haber ganado, al igual que otros nacionalistas latinoamericanos como Chávez, Correa, Lula o Morales) para poder apoyar a que su esposa le releve en el cargo ganando la siguiente elección, cosa que él fue el primero en hacer a nivel mundial.
Kirchner era un hombre que buscaba una vía intermedia entre el pasado ‘anti-imperialista’ del primer peronismo y el ‘pro-imperialista’ del segundo peronismo.
El se distanció del monetarismo económico y el seguimiento a Washington por parte del ex jefe de su partido (Menem). Él hizo que Argentina fuera el primer país de cierta estatura en hacer un temporal ‘default’ al FMI, encarceló a torturadores de la dictadura militar, tomó medidas populistas y se convirtió en uno de los paladines del nuevo nacionalismo pan-latinoamericano que fue chocando contra Bush.
Gracias a esas medidas Argentina pudo torear una efervescencia social, aunque el régimen se ha venido confrontando con las presiones de quienes piden un curso más ortodoxo en la economía. Menem no fue un socialista. El apoyó el ingreso de Chávez al Mercosur pero mantuvo a su país alejado del ALBA y de varias políticas estatistas que rigen en dicho bloque. La izquierda argentina marcaba distancias ante él y una semana antes de su fallecimiento le enrostraba el que sus aparatos sindicales habían asesinado al activista trotskista Mariano Ferreira.
La partida de Menem se da un año antes de las elecciones generales, en las cuales el kirchnerismo pudo haber ganado.
Este movimiento se inscribe en la misma corriente continental que busca estabilizar gobiernos nacionalistas electos. Mientras el PT brasilero ha buscado mantenerse en el poder cambiando a Lula por una de sus allegadas y el ‘socialismo’ venezolano, ecuatoriano y boliviano mediante la re-elección de sus carismáticos presidentes, el kirchnerismo fue la única corriente política del globo que quería que el palacio del poder se alterne entre periodos a cargo de uno u otro miembro del matrimonio.
El mundo se ha enterado de la muerte de Kirchner casi al mismo tiempo que la del pulpo adivino del mundial. La ausencia del hombre fuerte argentino en la escena nacional y latinoamericana abre un escenario de crisis cuyas consecuencias no son tan predecibles.
Por: Isaac Bigio (Análisis Global)