Álvaro Quispe, titular de la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju), saluda el incremento de la participación juvenil en política, aunque reconoce que hacen falta miradas integrales para afrontar su problemática. Tarea pendiente para las autoridades que resulten electas el 10 de abril.
¿Cómo ha evolucionado la participación de los jóvenes en los procesos electorales?
–La participación de candidatos jóvenes creció notoriamente a partir del proceso regional y municipal del año pasado. La Ley del Concejal Joven promovió la presencia de un mayor número de postulantes jóvenes en las listas municipales, lo cual marcó una suerte de boom que aún no tiene la magnitud que quisiéramos; pero que ha fijado un derrotero en política.
Eso es en términos cuantitativos, pero, ¿cuál es la calidad de esa participación?
–Quisiera aclarar que no hay cuota para jóvenes en las listas al Congreso; eso solo funciona para las candidaturas municipales y regionales. En cuanto a las propuestas de los jóvenes, he revisado muchas de sus iniciativas y existe un énfasis notorio en cuanto a empleo, en el tema educativo y de formación técnico-productiva.
Creo que se van abriendo una nueva plataforma y una agenda política que involucra a los jóvenes. Claro que su implementación dependerá de muchos factores, pero sería bueno que en el Congreso se formara un bloque de representantes juveniles que impulse proyectos en beneficio de la juventud.
En cuanto al joven como elector, ¿han evaluado su interés por participar en los temas de la política?
–Hay mucho interés. El padrón electoral de los jóvenes bordea los 5 millones de votantes, de modo que la juventud sola podría fácilmente elegir a un Presidente de la República, un alcalde o un presidente regional. Sin embargo, falta un proceso de concientización y liderazgo para impulsar propuestas, proyectos y programas. Los jóvenes deben reconocerse a sí mismos como actores estratégicos de un cambio en cuanto a la función pública y al desarrollo del país. Creo que ese proceso está en etapa de maduración.
¿Habrá que esperar mucho para esa madurez?
–Este proceso va tomando cada vez más cuerpo entre los partidos, que son los responsables directos de la formación de los jóvenes en la política. Los jóvenes tienen a su favor el que la población confía más en ellos; la gente encuentra en el dinamismo juvenil un motivo para creer y tener confianza. Y generar confianza es mirar la política con optimismo, impulsar una política más sana y de trabajo.
Cuando se habla del voto joven, algunos piensan que es posible atraerlo con una canción de moda, con un videoclip pegajoso...
–Esas son estrategias de marketing que deben ir de la mano con una propuesta de fondo sobre los jóvenes. El hecho de crear una canción pegajosa sirve para ablandar el temor del joven respecto a la política, pero si no hay una propuesta concreta y si el liderazgo no se identifica con los jóvenes, poco o nada puede hacer un tema pegajoso.
Sin embargo, hay candidatos que aún emplean esa estrategia
–Encasillar la imagen del joven en el ámbito de la diversión no es lo más recomendable, porque el muchacho de hoy lee más y se informa más. Internet es una herramienta que le permite conocer rápidamente lo que le están ofertando. Entonces, creo que muchas veces se abusa de los recursos del mercadeo, sin percatarse que el electorado juvenil es un segmento que se informa y quiere escuchar propuestas que le ayuden a resolver su problemática cotidiana.
Tres propuestas
Para mejorar la situación de los jóvenes en el Perú.
[1] Capacitación. Continuar con la política educativa que impulsa la preparación y evaluación de los maestros. Mayor impulso a la educación técnico-productiva, con un plan de estudios amplio que incluya contenidos de emprendimiento y empresa.
[2] Trabajo. Fortalecer las iniciativas relacionadas con el empleo juvenil. Hace falta un gran esfuerzo en este campo, más allá de los esfuerzos del actual Gobierno. Hay que abordar el tema en conjunto con los gobiernos locales y regionales.
[3] Enfoque integral. El tema de la juventud no debe trabajarse únicamente desde el Gobierno central, sino que deben participar la autoridad regional y local, para impulsar iniciativas integrales en empleo, educación y generación de oportunidades.