Un nuevo análisis muestra que las herramientas de IA de "código abierto", como Llama 2, siguen estando controladas por las grandes empresas tecnológicas de diversas maneras.
CHATGPT HIZO POSIBLE que cualquiera jugara con una potente inteligencia artificial, pero el funcionamiento interno del mundialmente famoso chatbot sigue siendo un secreto celosamente guardado.
En los últimos meses, sin embargo, los esfuerzos por hacer la IA más "abierta" parecen haber cobrado impulso. En mayo, alguien filtró un modelo de Meta, llamado Llama, que daba acceso a su código subyacente y a los "pesos" que determinan su comportamiento. En julio, Meta decidió poner a disposición de cualquiera un modelo aún más potente, llamado Llama 2, para descargarlo, modificarlo y reutilizarlo. Desde entonces, los modelos de Meta se han convertido en una base muy popular para muchas empresas, investigadores y aficionados que crean herramientas y aplicaciones con capacidades similares a ChatGPT.
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"Tenemos un amplio abanico de partidarios en todo el mundo que creen en nuestro enfoque abierto de la IA actual... investigadores comprometidos a investigar con el modelo, y personas de los ámbitos tecnológico, académico y político que ven las ventajas de Llama y de una plataforma abierta como nosotros", dijo Meta al anunciar Llama 2. Esta mañana, Meta ha dado a conocer otro modelo, Llama 2 Code, perfeccionado para la codificación.
Podría parecer que el enfoque de código abierto, que ha democratizado el acceso al software, garantizado la transparencia y mejorado la seguridad durante décadas, está ahora a punto de tener un impacto similar en la IA.
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No tan rápido, dice un grupo que está detrás de un trabajo de investigación que examina la realidad de Llama 2 y otros modelos de IA que se describen, de un modo u otro, como "abiertos". Los investigadores, de la Universidad Carnegie Mellon, el AI Now Institute y la Signal Foundation, afirman que los modelos calificados de "abiertos" pueden tener trampas.
Llama 2 se puede descargar, modificar e implantar gratuitamente, pero no está cubierto por una licencia de código abierto convencional. La licencia de Meta prohíbe utilizar Llama 2 para entrenar otros modelos lingüísticos, y exige una licencia especial si un desarrollador lo despliega en una aplicación o servicio con más de 700 millones de usuarios diarios.
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Este nivel de control significa que Llama 2 puede proporcionar importantes beneficios técnicos y estratégicos a Meta, por ejemplo, al permitir que la empresa se beneficie de los ajustes útiles realizados por desarrolladores externos cuando utilice el modelo en sus propias aplicaciones.
Los modelos que se publican con licencias normales de código abierto, como GPT Neo de la organización sin ánimo de lucro EleutherAI, son más abiertos, afirman los investigadores. Pero es difícil que estos proyectos se pongan en pie de igualdad.
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En primer lugar, los datos necesarios para entrenar modelos avanzados suelen mantenerse en secreto. En segundo lugar, los marcos de software necesarios para construir esos modelos suelen estar controlados por grandes empresas. Los dos más populares, TensorFlow y Pytorch, son mantenidos por Google y Meta, respectivamente. En tercer lugar, la potencia informática necesaria para entrenar un modelo de gran tamaño también está fuera del alcance de cualquier desarrollador o empresa normal, y suele requerir decenas o cientos de millones de dólares para una sola ejecución de entrenamiento. Y, por último, el trabajo humano necesario para perfeccionar y mejorar estos modelos es también un recurso que, en la mayoría de los casos, sólo está al alcance de grandes empresas con mucho dinero.
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Tal y como van las cosas, una de las tecnologías más importantes de las últimas décadas podría acabar enriqueciendo y potenciando a un puñado de empresas, entre ellas OpenAI, Microsoft, Meta y Google. Si la IA es realmente una tecnología que va a cambiar el mundo, los mayores beneficios se percibirían si se generalizara su disponibilidad y accesibilidad.
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"Lo que nuestro análisis señala es que la apertura no sólo no sirve para 'democratizar' la IA", me dice Meredith Whittaker, presidenta de Signal y una de las investigadoras del trabajo. "De hecho, demostramos que las empresas e instituciones pueden aprovechar y han aprovechado las tecnologías 'abiertas' para afianzar y ampliar el poder centralizado."