: Nutrición; 22 Abril 2022

¿Cómo amortiguar los alimentos chatarras?

El encanto de una dona o una hamburguesa puede poner a prueba la determinación incluso de las personas que hacen dieta más estrictas, pero un nuevo estudio ha insinuado nuevas herramientas que pueden ayudarnos a resistir la tentación

La investigación explora cómo el ejercicio puede reducir los antojos de alimentos grasos, demostrando en roedores cómo los episodios de actividad de alta intensidad pueden amortiguar estas tendencias y promover una alimentación más saludable.

El estudio, realizado por científicos de la Universidad Estatal de Washington, se centra en lo que se denomina "incubación del deseo", que se refiere a la idea de que cuanto más tiempo se nos niega algo, más lo deseamos. Originalmente acuñado por científicos que estudian la adicción a la cocaína , en el En el contexto de la dieta, puede significar que es más difícil decir no al helado y las papas fritas cuanto más comemos col rizada y apio.

Los científicos se propusieron explorar el potencial del ejercicio para ayudarnos a ignorar las señales que pueden conducir a una alimentación poco saludable. Esto podría ser un anuncio de televisión de hamburguesas que nos hace levantar el teléfono para hacer un pedido o una valla publicitaria que nos dirige al autoservicio. Para hacerlo, el equipo entrenó a ratas para que buscaran gránulos de comida con alto contenido de grasa presionando una palanca, que encendía una luz y emitía un tono para actuar como una señal antes de dispensarla.

Las ratas se sometieron a una dieta de 30 días sin acceso a los gránulos y se dividieron en dos grupos, uno se sometió a una carrera regular de alta intensidad en una cinta rodante y el otro se dejó solo para realizar su actividad habitual. Una vez concluido el período de dieta, las ratas estaban dando acceso a la palanca una vez más, pero esta vez no dispensaba gránulos al presionarla y solo encendía la luz y sonaba el tono.

Luego se encontró que el grupo de ratas que no hacían ejercicio presionaba las palancas significativamente más que el grupo que hacía ejercicio, lo que sugiere que la actividad física adicional había suprimido sus antojos por la comida rica en grasas. Los resultados plantean algunas posibilidades interesantes, pero los científicos enfatizan que esta investigación en roedores aún se encuentra en sus primeras etapas. Los próximos pasos son centrarse en los efectos de los diferentes tipos de ejercicio en la "incubación del deseo", así como en los mecanismos que intervienen en el cerebro humano.

“El ejercicio es beneficioso desde varias perspectivas: ayuda con las enfermedades cardíacas, la obesidad y la diabetes; también podría ayudar con la capacidad de evitar algunos de estos alimentos inadaptados”, dijo el autor correspondiente del estudio, Travis Brown. “Siempre estamos buscando esta píldora mágica de alguna manera, y el ejercicio está justo frente a nosotros con todos estos beneficios”.

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