Recalcó una vez más la necesidad imperiosa de alcanzar la neutralidad de las emisiones de carbón para 2050 y la urgencia de cumplir con los compromisos financieros marcados por el Acuerdo de París, así como la prisa por avanzar en la adaptación para proteger al mundo del impacto climático, sobre todo a los países más vulnerables.
Reconoció que el cambio a las energías limpias implica un costo humano e instó a diseñar estrategias de protección social y programas de capacitación para los trabajadores del sector energético.
El Secretario General reportó que si bien las energías renovables deben ser la primera opción ambiental y económica, hay señales preocupantes.
Retrocesos
“Algunos países han utilizado la crisis para revertir las salvaguardias ambientales. Otros están expandiendo la explotación de los recursos naturales y se están alejando de la acción climática. Los miembros del G20, en sus paquetes de rescate, están gastando un 50% más en sectores relacionados con la producción y el consumo de combustibles fósiles que en energía baja en carbono”, detalló.
Y más allá de los anuncios, todos deben pasar una prueba de credibilidad, señaló.
Cumbre de Acción Climática
Guterres adelantó que dentro de diez días convocará una Cumbre de Ambición Climática para marcar el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de París. Esta iniciativa es coauspiciada por Francia y el Reino Unido.
En este tenor, confió en que el 2021 sea el año de formación de una coalición mundial para conseguir la neutralidad de las emisiones de carbono en 2050.
“Llamo a los países desarrollados a cumplir con sus promesas de asignar 100.000 millones de dólares anuales para que las naciones en desarrollo alcancen las metas climáticas conjuntas”, acotó, afirmando que se trata de una cuestión de equidad, justicia, solidaridad e interés propio.
“Tenemos que recordar que no se puede separar la acción climática del entorno planetario en su conjunto. Todo está interrelacionado, tanto los bienes como el bienestar común”, expresó.
Esperanza
Para concluir su discurso, el Secretario General manifestó una esperanza basada en la historia de progresos alcanzados por la humanidad, como la regeneración de la capa de ozono o el cambio de muchas ciudades hacia un modelo verde.
Mencionó también la reducción de desechos derivada de la economía circular y el avance de las leyes ambientales. “Al menos 155 Estados miembros de la ONU han reconocido legalmente que el medio ambiente sano es un derecho humano”, especificó.
Guterres mencionó con entusiasmo el cambio de mentalidad en muchas personas, especialmente los jóvenes, e instó a convertir esa nueva visión en un movimiento.
“El COVID y el clima nos han llevado a un umbral. No podemos volver a la vieja normalidad de desigualdad, injusticia y dominio voraz del planeta. Debemos avanzar hacia un camino más seguro, sostenible y equitativo”, resaltó.
El líder de la ONU cerró su discurso con una exhortación: “Ha llegado el momento de transformar la relación de la humanidad con la naturaleza y entre los seres humanos. Y debemos hacerlo juntos. La solidaridad es humanidad. La solidaridad es supervivencia. Esa es la lección del 2020.”